sábado, 2 de mayo de 2015

SÓLO 1 MINUTO, SÁBADO-DOMINGO


EL CIERVO ALMIZCLERO


En los altos Himalayas, existe una variedad de ciervo que es conocido como almizclero, porque emana un delicioso aroma dulce y penetrante que se llama almizcle que puede ser percibido a muchos metros a su alrededor.

Se cuenta en la antigua tradición oral de la sabiduría Himalaya, que un ciervo que habitaba las altas tierras se hizo adulto y comenzó a darse cuenta de la existencia de un delicioso aroma que invadía el ambiente por donde caminaba.
Impresionado por tan misterioso aroma se preguntó ¿De donde vendrá tan deliciosa fragancia?. Entonces con la inquietud de poder conocer el origen de tan exquisito perfume, se puso a buscar incansablemente por todas partes. Olía y olía ese perfume tan dulce y penetrante, pero por mucho que buscaba, no encontraba la fuente de donde este se originaba.

Descubrir de donde brotaba ese delicioso aroma, se volvió para el ciervo una verdadera obsesión, era como ir detrás de la armonía de una flauta mágica a cuyas notas no se podía resistir. Día y noche perseguía esa dulce fragancia, buscándola de bosque en bosque y en todo tipo de parajes, en praderas, llanos y montañas, se hallaba realmente desesperado, no quería ni siquiera comer, ni beber ni dormir ya de tanta obsesión, solo tenia fija la idea de ir detrás de esa irresistible fragancia.

Así transcurrieron los años y el ciervo seguía obsesionado con la búsqueda del perfume. ¿De donde vendrá tan deliciosa fragancia? seguía preguntándose todos los días. Recorrió grandes distancias, por montañas y riscos peligros y no conseguía descifrar el misterio. Y así en esa búsqueda interminable se iba consumiendo su vida.

Cierta vez que estaba en una alta montaña, creyó que en un peligroso risco podía encontrarse la fuente del perfume, entonces se arriesgo a ir hasta allí, a pesar de lo peligroso del terreno, pero de pronto resbaló y cayó desde lo alto, golpeándose contra las rocas y quedando mortalmente herido.

Sus heridas eran dolorosas y profundas y ya cuando estaba agonizando en el suelo, el ciervo se lamió el pecho sangrante, y en ese mismo momento se dio cuenta de algo increíble y maravilloso, descubrió que el perfume, ese delicioso aroma cuya búsqueda le había obsesionado toda la vida, estaba precisamente allí en su propio corazón, ahora sabía que ese delicioso aroma que había percibido y buscado en todos los años de su existencia, siempre estuvo dentro de sí mismo. Entristecido el ciervo agonizante sonrió, aspiró profundamente el aroma de su propio corazón, pero ya era demasiado tarde.

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