Santa Helicónides, San Carauno, San Justo y Santa Ubaldesca
Destacamos a:
San Germán de París
Nació en Autun, en Borgoña, Francia, hijo de un matrimonio de edad
madura que no lo quiso mucho.
Hacia el año 530 entra en
contacto con Agripin, el obispo de su natal Autun, quien al identificar su
santidad, y después de convencerlo con sabios argumentos, lo convence de que
acepte ser ordenado sacerdote.
Su carisma y su humildad son
apreciados por los gobernantes y las autoridades de la Iglesia, y San Germán
pasa por un prolongado pero continuo ascenso.
Hacia la misma época, el rey
Childeberto I lo nombra capellán real..
Una de sus principales
preocupaciones fue el trato a los prisioneros y a los cautivos, y aprovechó su
cercanía con el monarca para abogar por que recibieran un trato digno.
A San Germán de París se le
atribuyen numerosos milagros en vida, como lo fue una multiplicación de panes
al escasear el alimento, cuando él estaba a cargo de la abadía de San
Sinforiano, o bien apagar un incendio con un solo vaso de agua bendita.
La tradición cuenta que un
día él profetizó que su muerte ocurriría un día 28 de mayo.
“No hay necesidad de fuego, el infierno son los otros”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu opinión.