sábado, 25 de abril de 2015

SÓLO 1 MINUTO, SÁBADO Y DOMINGO


LA SERPIENTE Y LA LUCIÉRNAGA

Una vez una serpiente empezó a perseguir furiosa a una luciérnaga para devorarla, entre la espesura de la selva.

La luciérnaga llena de pánico, huía buscando ponerse a salvo de tan sanguinaria depredadora; pero la serpiente no desistía de su propósito, pues se había fijado como objetivo devorar a la luciérnaga.

La pobre luciérnaga huyo un día y la serpiente iba detrás suyo incansablemente; huyo dos días y la serpiente le pisaba los talones, huyo el tercer día y la serpiente seguía inclaudicable en su objetivo de devorarla; huyo el cuarto día y la serpiente no daba muestras de desistir; hasta que el quinto día, la luciérnaga agotada y ya sin fuerzas se detuvo y le preguntó a la serpiente:

- Oye está bien me has vencido, ya no puedo más, pero ¿puedo hacerte una pregunta?

La serpiente sabiéndose vencedora dijo toda arrogante:

-Generalmente no doy tiempo a mis victimas para que me hagan preguntas, por eso no acostumbro responder; pero como has sido un contrincante difícil de atrapar, pero al fin te voy a devorar, voy a hacer una excepción, que es lo que me quieres preguntar.

- Dime una cosa, ¿crees que pertenezco a tu cadena alimentaria? –Preguntó llena de miedo la luciérnaga.

- No, de ninguna manera. - Es que acaso ¿te he hecho algún daño alguna vez? - No, nunca.

- Entonces no comprendo ¿cuál es la razón por la que quieres acabar conmigo?. A lo que la serpiente respondió llena de una profunda rabia: - Porque no soporto verte brillar, porque odio la luz que emana de tu interior.

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