lunes, 13 de abril de 2015

EL EVANGELIO DE HOY, LUNES 13 DE ABRIL


EVANGELIO
Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío. Éste fue a ver a Jesús de noche y le dijo: - «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él.» Jesús le contestó: - «Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.» Nicodemo le pregunta: - «¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer? » Jesús le contestó: - «Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: "Tenéis que nacer de nuevo"; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.»

Juan   3, 1-8

COMENTARIO

Probablemente me equivoque, pero tengo la sensación de que la Palabra (con mayúscula) que leemos cada día intenta con nosotros un juego “peligroso” que puede provocar des-piste o, muy al contrario, motivarnos de tal modo que nos lleve por caminos insospechados de continua búsqueda de lo divino en nuestra vida.


Esta semana lo evangelios diarios “cambian de perfil”; toda la semana anterior pareciera como si la Palabra nos intentara “sacarnos” de esta historia para convencernos de la Resurrección de Jesús. Aunque no, porque la ambigüedad y peculiaridad de las apariciones nos dejaban en el mejor o en el peor de los casos, según sensibilidades, en una “tierra de nadie” que no sabemos si es “esta vida u “otra vida.

Pero esta semana, la Palabra vuelve a juguetear con nosotros –pareciera que está viva-, para tentar nuestras fuerza a la hora de aceptar descubrir la Vida (con mayúscula) que esta ya dentro de esta vida (con minúscula). Quizás os parezca lioso. A mí también, y a Nicodemo ¡para qué deciros!

El Maestro de Galilea le dice a Nicodemo que tiene que “nacer de nuevo”; y a éste le da pereza: “dices… volver al vientre de mi madre y salir otra vez… ¿eso es posible?” En el fondo, si ayer “todos somos Tomás”, hoy “todos somos Nicodemo”: “con lo que cuesta salir, dar a luz… con una vez basta”.

Pero Jesús insiste: “Nicodemo –le faltó decir…no seas cortito-,  no se trata de que te den a luz otra vez sino de que tú des con la luz de una vez por todas”.  Y para mí esta es la clave del texto de hoy. Jesús invita a Nicodemo -sabio y entendido  hombre de leyes- a no contentarse con sobrevivir  sino a super-vivir. Pertenece a la ciencia ficción preguntarse por la vida más allá de la vida; pero pertenece a las religiones, al menos a la cristina, preguntarse por la VIDA en esta vida.

No basta con nacer “de tu madre”, tienes que nacer del agua y del Espíritu. ¡Bendito sea el Señor! ¿qué significa esto?. Pues no lo se exactamente, pero intentemos una respuesta.

Si el agua sirve para lavar, limpiar y transparentar, y el espíritu –que tanto Juan el Bautista como el acontecimiento de Pentecostés lo emparentan con el fuego- sirve para quemarte y apasionarte…., digo yo que nacer del agua y del Espíritu significaría una vida VIVIDA de tal modo que expresara transparencia, honradez y sinceridad, por una parte y pasión, convicción, y empeño por otra.

Una Vida nacida del agua y del Espíritu es una Vida que no te deja indiferente ni a ti ni a nadie, una vida que cada día se escribe con palabras en mayúscula y cuyos silencios,  más que vacíos, son compas de espera de lo que “siempre está por llegar”; una Vida nacida del agua y del Espíritu es una vida que nunca olvidó el amor primero, es decir, la huella divina que la habita, y que, por tanto, es inasequible al desaliento.

No todos podemos, por razones obvias, “dar a luz”, pero todos podemos “dar con la luz”. Dedicar tu historia a buscar la VIDA merece la pena aunque te lleve toda la vida.

Mañana más, aún seguiremos con Nicodemo.  

PD:La imagen que ilustra el comentario de hoy es una impresionante fotografía de R. Millán del emergente grupo escultórico de la Cofradía del Traslado de Cristo al Sepulcro y Ntra. Sra. de la Esperanza de Hellín, en la que podemos contemplar la figura de Nicodemo, al fondo.

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