EL EVANGELIO DE HOY, 21 DE ENERO

EVANGELIO

En aquel tiempo, entró Jesús otra vez en la sinagoga, y había allí un hombre con parálisis en un brazo. Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo.
Jesús le dijo al que tenía la parálisis: «Levántate y ponte ahí en medio.»
Y a ellos les preguntó: «¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?»
Se quedaron callados. Echando en torno una mirada de ira, y dolido de su obstinación, le dijo al hombre: «Extiende el brazo.»
Lo extendió y quedó restablecido. En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él.

Marcos   3, 1-6

COMENTARIO

Creo que fue lunes pasado, en el curso de formación que ofrece el obispado de Albacete sobre la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium”, hablábamos de un nuevo “género literario” magisterial puesto en práctica por Francisco que podríamos denominar la “Teología del Pescozón”. 

Al menos por mi zona, el “pescozón” es una palabra muy utilizado para designar un golpe tierno, irónico, un poquito cómico, simpático… pero eficaz. Es como decir “o despiertas o no vas a llegar a tiempo”. 

Pues bien, Francisco ejerce ese “género literario magisterial” para todo aquel que decide meter la cabeza por las páginas de le Evangelii Gaudium. Sería absurdo ver en Francisco un Papa que está continuamente riñendo, enfadado con sus cristianos y dando lecciones. No…, en todo caso ejerce esta teología simpática del pescozón.

Viene a cuenta esta introducción porque a lo que despierta el “pescozón” es al “sentido común”. No hay cosa que más me fastidie que cuando alguien revindica el "sentido común" aparece el lixto (con “x”, para diferenciarlo del listo) de turno diciendo que es “el menos común de los sentidos”. ¡Ale!.. y se queda tan ancho. Quien eso afirma, generalmente revela un empedernido interés por no cambiar nada, dejar las cosas como están y seguir con su “sentido particular” de las cosas que generalmente le beneficia.

De “sentido común” podríamos calificar la actitud el evangelio de hoy por parte de Jesús. “¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?”. A pesar de eso “los pro-hombres de religión” en tiempos de Jesús “estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo”. No me extraña que el evangelista haya querido dejar claro que Jesús los “miraba con ira” y estaba “dolido de su obstinación”. Y es que a veces “los hombres de religión” te ponen los nervios de punta.

Jesús es un hombre de extraordinario equilibrio y sentido común. En palabras no mejorables de L. Boff  “tener equilibrio es un atributo de los grandes hombres. Decimos que alguien lo posee cuando para cada situación tiene la palabra adecuada, el comportamiento acertado y da de inmediato con el punto exacto de las cosas. El sentido común está ligado a la sabiduría concreta de la vida; es saber distinguir lo esencial de lo secundario, la capacidad de ver y colocar todas las cosas en su debido lugar. El equilibrio se sitúa siempre en el lado opuesto de la exageración. Por eso, el loco o el genio, que en muchos puntos se aproximan, en este aspecto se distinguen fundamentalmente. El genio radicaliza el equilibrio. El loco radicaliza la exageración. Jesús, como los testimonios evangélicos nos lo presentan, se manifiesta como un genio de equilibrio y sentido común. Una serenidad incomparable rodea todo lo que hace o dice”

Para ser una “persona de fe” o una persona espiritual” no hace falta “estar siempre dando la nota” o “hiperbolizando” la normalidad. Antes de que naciéramos cada uno de nosotros, lo divino ya estaba en lo humano, quizás por eso, actuando solo con sentido común humanizamos mucho la vida. Ya lo dijo San Agustín: “la sustancia de aquello que hoy la gente llama cristianismo ya estaba presente en los antiguos y no faltó desde los inicios del género humano hasta que Cristo vivió en carne. Desde entonces, la verdadera religión, que ya existía, comenzó a llamarse religión cristiana” .(Retractationes 1, 12, 3).

PD: Desde aquí puedes acceder al comentario de otros años en relación con el evangelio de hoy.

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