El evangelio de
Mateo está lleno de citas y referencias al Antiguo testamento. Los
destinatarios de Mateo eran casi todos de procedencia judía, y mediante este
recurso literario, entendían que en la persona de Jesús se cumplieron las
promesas que Dios había hecho.
En el texto que
leemos hoy aparece la primera cita del Antiguo Testamento. Esta primera cita
intenta mostrarnos el significado global de la persona de Jesús: «Enmanuel».
Jesús se llamaba «Jesús», pero el evangelio de Mateo le busca un sobre-nombre
que exprese mejor el significado de su vida, persona y misión. «Enmanuel» es un
nombre tomado del libro del profeta Isaías (7, 14). La partícula «el» es la
forma breve de «Elohim», uno de los nombres que en hebreo se aplican a Dios.
Enmanuel significa «Dios-con-nosotros». Más que un nombre propio, se trata de
la primera definición que Mateo nos da sobre Jesús de Nazareth.
El Nuevo Testamento
no nos dice nada sobre el nacimiento de la Virgen María. Ni siquiera sobre la
fecha o el nombre de sus padres, aunque las tradiciones de los antiguos
cristianos y los evangelios apócrifos dicen que se llamaban Joaquín y Ana. En
algunas de nuestras iglesias existen imágenes entrañables en su sencillez. En
ellas aparece Santa Ana. Está sentada como una auténtica abuela, porque en sus
rodillas se sienta María con una apariencia muy maternal, y en las rodillas de
María aparece sentado el niño Jesús. Tres generaciones, sentada cada una en las
rodillas de la otra.
Y es que cuando
Dios quiso hacerse presente en la persona de Jesús de Nazareth lo hizo de forma
humana y comprensible.
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