Jesús acude a la sinagoga de
Nazareth. La liturgia, según costumbre judía, debió iniciarse con la recitación
del «Shemá Israel», que es una confesión del monoteísmo, del amor de Yahvé
hacia su pueblo y recuerdo de los mandamientos. Todos los judíos sabían de
memoria este texto del libro del Deuteronomio (6, 4-9), porque lo recitaban
diariamente por la mañana y la tarde.
«Escucha, Israel: Yahvé nuestro
Dios es el único Yahvé. Amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma y con toda tu fuerza» Luego proclamaban una serie de bendiciones.
Seguidamente se proclamaban dos lecturas bíblicas en hebreo; una la Ley y otra
los Profetas. Como hacía siglos que no se utilizaba el hebreo como lengua
ordinaria, tras la proclamación de las lecturas se procedía a su traducción: Un
lector iba leyendo los versículos en hebreo y otro hacía el «Targum», o
traducción libre al arameo. Tras la traducción venía la predicación o
comentario.
Jesús comenta el texto de Isaías
61,1-2, que se aplicaba a la llegada del Mesías y a las obras que éste
realizaría en bien del pueblo. Jesús de Nazareth aplica este texto a su
persona. Y al ver la incredulidad de los oyentes, cita a varios extranjeros que
sin pertenecer al pueblo judío, manifestaron una profunda fe en Yahvé. Sus
paisanos toman todo esto como una ofensa. Lo cierto es que Jesús nunca se llevó
bien con sus paisanos de Nazareth.
El evangelio cita varios textos
en los que aparecen estas desavenencias. Existen interpretaciones de estas
desaveniencias.
1.Jesús es el nuevo patriarca José.
Jesús es el nuevo patriarca José,
aquel que fue vendido como esclavo por sus hermanos a cambio de veinte monedas
de plata. Aquel que llegó a ser virrey de Egipto por su bondad y honradez y, de
esta forma, ayudó a su familia y les trajo la salvación en una época de hambre.
Esta forma de escribir, relacionando a Jesús con un personaje del Antiguo
Testamento, se denomina «midrash».
De esta forma el texto de hoy nos
dice: Jesús es el nuevo patriarca José. Así como aquel patriarca estuvo cargado
de valores positivos, así también Jesús ha estado cargado de valores. En su
persona hemos hallado la vida y la salvación.
2. Los «nuevos hermanos» de Jesús.
Recientes hallazgos arqueológicos
atestiguan que en Nazareth se desarrolló una de las primeras comunidades
cristianas. Cuando Jesús muere en Jerusalén, el ambiente de la capital se hace
insostenible para sus seguidores, y algunos huyen y se refugian en la aldea de
Nazareth. Se han hallado los cimientos y mosaicos de una basílica
paleocristiana... Y bajo esta basílica paleocristiana, se ha encontrado el
cimiento de una casa del siglo I con inscripciones cristianas.
La enemistad
entre Jesús y sus hermanos de sangre que aparece en el evangelio, reforzaría la
idea siguiente: La comunidad de los cristianos es la nueva familia de Jesús.
Los cristianos son los «nuevos» hermanos de Jesús que sustituyen a sus hermanos
de sangre que no quisieron acogerle.