lunes, 11 de agosto de 2014

EL EVANGELIO DE HOY, 11 DE AGOSTO

LUNES DE LA SEMANA XIX


EVANGELIO
En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: «Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?»
Contestó: «Sí.»
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?»
Contestó: «A los extraños.»
Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti.»

Mateo  17,  22-27
COMENTARIO

Un texto el de hoy de los que denominamos curiosos sobre todo por el hecho "milagroso" que se produce: una moneda en la boca de un pez que surte de liquidez para pagar los impuestos.

Hoy la interpretación "técnica" del texto desde luego que facilita su comprensión aunque haría lento este comentario. Quienes quieran pueden acceder a una explicación adecuada aquí, pero permitidme que haga una pequeña síntesis que nos coloque en un punto interesante de interpretación para el hoy de nuestra vida.

Efectivamente, yo pienso que la pregunta que hace actual el texto podría ser la siguiente: la Iglesia, ¿tiene que pagar el IVA, y el IBI, y.... o no? Experiencia tenemos de que la Iglesia, mantiene una postura parsimoniosa en este sentido: si hay que pagarlo se paga pero si no, en atención a la labor social, quizás no sería desmedido no pagarlo. Y así estamos con dimes y diretes cada cierto tiempo, amagando y dando,  sobrellevando estos debates de acuerdo a los contextos y los tiempos electorales.

A mí la argumentación que utiliza la Iglesia me parece muy débil. Tan débil que podríamos darle la vuelta. Paguemos impuestos como una manera más, complementaria a otras, para llevar a cabo las tareas sociales de las que se encarga el estado. Al fin y al cabo ése es el objetivo de los impuestos. Hay una solidaridad pública (la que capitanea el estado) y otra red de solidaridad de matriz privada que la ejercen distintos actores dentro de la sociedad civil (Cáritas, Manos Unidas...). Pero todos colaboramos con la pública.

Puedo entender que para todos los "entes" sin ánimo de lucro funcione este argumento débil, y así que tanto a la Iglesia como a los partidos políticos, sindicatos ... les apliquemos la "cuenta de la vieja": lo que no se ingresa por una parte con los impuestos revertirá de otro modo. Pero eso es la "cuenta de la vieja", y ya sabemos lo que pasa cuan do los organismos reguladores no regulan: que la vieja no se entera y las cuentas no salen.

Por eso, a mi modo de ver, en una adecuada, y deseable separación Iglesia y Estado, cada uno debe tener y ejercer sus responsabilidades con moderación y justicia, pensando en el bien común, pero con separación y sin confusión.

No cabe duda de que es así como Jesús resuelve el conflicto: "Pedro, paga el impuesto, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".

Aunque es verdad que la Iglesia no dispone de piscisfactorias con peces en cuya boca hay monedas, no es menos ciertos que la generosidad de los miembros de la Iglesia nos permitiría cumplir con nuestras obligaciones fiscales. Ganaríamos en ejemplo, responsabilidad y libertad.




PD: Si alguien tiene tiempo de un comentario más "técnico" sobre los impuestos en tiempos de Jesús y de la primitiva comunidad cristiana,  puede encontrarlo aquí.