lunes, 27 de abril de 2015

EL SANTO DEL 27 DE ABRIL

SANTA ZITA


Hoy celebran su onomástica quienes tengan por santo a:
San Simeón, Sa Polión, San Teodoro, San Liberal, y San Macaldo y Santa Zita

Destacamos a:
Santa Zita

En  Toscana, santa Zita, virgen, la cual, nacida de hogar humilde, a los doce años entró a servir a la familia de los Fatinelli, y perseveró hasta la muerte, con admirable paciencia, en este servicio doméstico. Se le considera patrona de las "amas de casa". 

Un día, su jefe decidió inspeccionar la provisión de habas, pues esperaba obtener un buen precio por ellas. Zita había regalado demasiados sacos de habas, como lo había confesado a su ama. Pagano, el amo, era de temperamento muy violento, y la pobre Zita se echó a temblar y pidió a Dios que arreglase las cosas. Cuando Pagano fue al granero, no faltaba un solo saco; la única explicación posible fue la de que el cielo había multiplicado las habas.  

En otra ocasión en que Zita se había entretenido en la iglesia, olvidando que era el día en que se cocía el pan, se dirigió a toda prisa a la casa; cuando llegó, encontró a unos ángeles que introducían el pan en el horno.

Un helado día de Navidad, como Zita quería  ir a la iglesia, su jefe le echó su propia capa sobre los hombros, con la recomendación de que la cuidase bien. Al llegar a la iglesia de San Frediano, Zita encontró a un mendigo mal vestido que tiritaba de frío;  la santa,  se la echó sobre los hombros, diciéndole que podía guardarla hasta que ella saliese de la iglesia. Naturalmente, al acabar la misa el mendigo había desaparecido con la capa. Muy abatida, Zita recibió una dura reprimenda de su amo, como era de temerse. Cuando la familia se disponía a empezar la cena de Navidad, unas horas después, se presentó a la puerta del comedor un desconocido, quien devolvió a Zita la capa de su amo. Los señores de la casa intentaron darle las gracias, pero el desconocido desapareció tan misteriosamente como había aparecido, y dejó el corazón de la familia lleno de gozo celestial. Desde entonces, la puerta de la iglesia de San Frediano en la que Zita encontró al mendigo se llama «la Puerta del Angel».

Y como con esta santa tienen tanta importancia los ángeles acabamos con una cita del novelista Cherteston sobre ellos:

“Todos somos ángeles con una sola ala, debemos abrazarnos si queremos volar”