jueves, 5 de marzo de 2015

EL SANTO DEL 5 DE MARZO


SAN GERÁSIMO
© ONDA CERO. El Santoral de Genestal
Hoy celebran su onomástica quienes tengan por santo a:
San Téofilo, San Conon el Jardinero, San Lucio, San Foca, San Adriano y San Gerásimo

Destacamos a:
San Gerásimo
San Gerásimo nació en Licia de Asia Menor, donde abrazó la vida monacal. Fueron mucos los monjes que siguieron su esquema de vida, duro y austero.

Pero desde luego lo más sugerente de este santo es una enterneceora historia nada violenta para lo que estamos acostumbrados.

Un día en que el santo se hallaba a orillas del Jordán, se le acercó cojeando penosamente un león. Gerásimo examinó la zarpa herida, extrajo de ella una aguda espina y lavó y vendó la pata de la fiera. El león se quedó desde entonces con el santo y fue tan manso como cualquier otro animal doméstico.

En el monasterio había un asno, que los monjes utilizaban para ir a traer agua, y éstos hacían que el león cuidara del asno cuando iba a pastar; pero un día, unos mercaderes árabes se lo robaron y el león volvió sólo y muy deprimido al convento. A las preguntas de los monjes, el león respondía con miradas lastimeras. 

El abad le dijo: «Tú te comiste al asno. Bendito sea Dios por ello. Pero de ahora en adelante tú harás el trabajo del asno». El león tuvo que acarrear agua para la comunidad. Poco tiempo después, los mercaderes árabes pasaron de regreso con el asno y tres camellos; el león les puso en fuga, cogió entre los dientes la brida del asno y lo llevó triunfalmente al monasterio, junto con los camellos. San Gerásimo reconoció su error y dio al león el nombre de Jordán. Cuando murió el anciano abad, el león estaba desconsolado. 

El nuevo abad le dijo: «Jordán, nuestro amigo nos ha dejado huérfanos para ir a reunirse con el Amo a quien servía; pero tú tienes que seguir comiendo». Pero el león siguió rugiendo tristemente. Finalmente el abad, que se , condujo al león a la tumba de Gerásimo y, arrodillándose junto a ella, le dijo: «Aquí está enterrado tu amo». El león se echó sobre la tumba y empezó a golpearse la cabeza contra la tierra; nadie pudo apartarle de ahí y pocos días más tarde le encontraron muerto. 

La conclusión de hoy no tiene mucho que ver con el santo, pero como me ha gustado te la cuento, decía Plutarco:

“Un ejército de ciervos dirigido por un leon es mucho mas temible que un ejército de leones mandado por un ciervo”