Santa Leocadia,
San Juan Diego, vidente de la virgen de Guadalupe, Santa Valeria, San Siro y
Santa Gorgonia
Y destacamos de ellos a:
SANTA LEOCADIA
Natural de Toledo. Procedente de las Galias, penetró en España
el gobernador imperial Daciano. Daciano se trasladó a Toledo.
Muy poco tardó en citar a su tribunal a la cándida joven
Leocadia sometiéndola a un interrogatorio, sostenido de la siguiente forma:
—Pero cómo ha sido posible que tú, nacida de tan noble familia,
te hayas dejado obsesionar por un engaño tan burdo y sin sentido, y que,
abandonando las prácticas del culto de nuestros dioses, te hayas adherido a ese
Cristo desconocido?
Con inesperada entereza contestóle Leocadia:
—Tus recriminaciones no me apartarán de mi fe en Cristo, como
tampoco la melosidad de tus palabras ni el apego a las comodidades de mi
familia, con que intentas persuadirme, me van a arrancar de la servidumbre y
promesa hecha a mi Señor Jesucristo, que, al redimirnos con su preciosa sangre,
nos concedió la máxima libertad.
Enrojecido por la ira, mandó Daciano a sus sayones que con
fuertes amarras atasen a la intrépida doncella y la encerrasen en una obscura
cárcel... Sus torturas, las evitamos comentar.
Ya lo decía Confucio:
“Es más fácil apoderarse del jefe de un ejército que despojar a
un miserable de su libertad”
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