jueves, 19 de diciembre de 2013

CÁSATE Y SE SUMISA. EN DEFENSA DEL ARZOBISPO DE GRANADA


EN COLABORACIÓN CON EL OBJETIVO DE HELLÍN
Perdón por el título, pero como dicen que el libro ha tenido tanto tirón, he puesto el cebo a ver cuantos pican. Nuestro director del El Objetivo de Hellín nos ha prometido a los colaboradores un “pincho” de algo como paga a nuestros servicios. Entiendo yo que el pincho más largo será el del que más visitas haya tenido. Y lo quiero. Si no te interesa el tema ya puedes salir, no sigas leyendo, solo con entrar cuenta.

Me propongo hoy glosar lo inglosable. Dicen que en caliente es mejor no legislar y cabreado mejor no opinar. Mi experiencia en lo segundo lo corrobora. Mis mayores disgustos en la vida han venido siempre por opinar en caliente. Lo  malo es que, si te enfrías, te dedicas a decir lo que la gente quiere oír… y no se que es peor. En este caso, caliente o frío, voy a decir lo mismo. Para mis críticos, aviso, no se si utilizaré la retranca o la ironía. Poned algo de vuestra parte que ya está bien que os mojéis un poquito de vez en cuando.
Recuerdo brevemente que este pobre hombre, el arzobispo de Granada, se ha visto envuelto recientemente por una polémica al amparar en una editorial de su diócesis la publicación de una chica italiana que  titulaba así un presunto libro sobre las bondades del ¿matrimonio cristiano? Cásate y se sumisa –éste es el título- es una mala apreciación de la ya discutida carta de San Pablo a los Colosenses. La carta no parece ser de San Pablo y no dice cásate y se sumisa, dice otra cosa, pero eso y así , no.
En cualquier caso lo que dijo San Pablo o su discípulo hace más de dos mil años, poco tiene que ver con nuestra apreciación cultural. Manda narices (por no ser más grosero) que uno esté haciendo en su parroquia encuentros y reuniones para poder descodificar la Biblia de su ropaje cultural milenario y ahora venga una señora (la autora) y un  señor (el arzobispo mecenas) a echar por tierra en una hora lo que tanto cuesta deconstruir y construir. Y lo que más me fastidia (por no expresarlo de otro modo) es que a mi nadie me paga las fotocopias de los cuadernillos que doy , y la señora y el señor cobrarán por la edición del libro. ¿Comprenden mi cabreo?
Al señor arzobispo de Granada no le voy a contestar, no es de mi nivel, entiéndaseme bien, él está por encima de mi. En cualquier caso ya le contestó uno de su nivel, el obispo de Bilbao, que no es que sea el estilete de la modernidad eclesial pero que en este sentido tuvo un poquito de más sentido común; pueden ver la contestación a través de este enlace. Me molesta que ante tan tamañas barbaridades no salga ningún otro obispo diciendo nada, aunque sea con esa parsimoniosa condescendencia del pastor que no quiere herir pero que reconduce al rebaño con cálido verbo.
En cualquier caso yo les hago una petición, por Navidad y con un poco de generosidad por nuestra parte podríamos resolverle al arzobispo de Granada un problemón. Humildemente creo que este hombre tiene un problema serio, muy serio. Es listo, muy listo ¡ha llegado a obispo!, pero su inteligencia se ha quedado enredada en un idioma muy complicado en el que él es experto. Visiten su currículum y podrán comprobarlo. Efectivamente, es experto en lengua y  literatura siríaca.  Y es lo que tiene saber tanto, que se olvida lo fundamental y sobre todo el lenguaje de “sentido común”.
Pues bien, les propongo una colecta; no, tranquilos, no se trata de una colecta económica, digo yo que con todos los ejemplares que los incautos lectores hayan comprado, desde el punto de vista económico, el señor y la señora podrán pasar una buena navidad; la colecta que les propongo es que les donemos a ambos, pero sobre todo al arzobispo, en el fondo es  de nuestra familia eclesial, un poquito de sentido común. Ya sabemos que este sentido no se compra. Yo comprendo que uno no puede hablar todos los idiomas del mundo, bastante tiene el pobre con el siríaco. Tengamos paciencia con él, el lenguaje del sentido común, aunque sea obispo, nunca es tarde para aprenderlo.
Y de paso, si me toca el “pincho” más grande, lo compartiré con el. Lo prometo.
Buena Navidad.

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