martes, 12 de noviembre de 2013

SÓLO 1 MINUTO, 12 DE NOVIEMBRE


EL MUNDO



Un hombre del pueblo Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
 A la vuelta, contó.
Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
 El mundo es eso- reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos. 
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.

Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

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