Du-I-Nun, constantemente perseguido por los ulemas, fue arrestado por orden del sultán Mutawakkil y llevado a Bagdad para comparecer ante él. Tenía miedo, el tan humano miedo.
En la puerta de entrada encontró a una viejecita impotente que, adivinando su estado de ánimo, le dijo: Cuando seas introducido a la presencia de este hombre, no tengas miedo de él y no pienses que está por encima de ti. Sois los dos criaturas, engendrados de una misma semilla y hechos de una misma arcilla. Ante Dios él está tan desnudo como tú. No te defiendas, tengas razón o seas considerado culpable. ¿Por qué? Si tienes miedo de él, se crecerá ante ti, y si te defiendes, ello sólo agravaría tu caso; sería como si acusaras injustamente a Dios. No ha de ignorar lo que es de ti, porque El sabe que eres inocente; no tienes más que rogarle para que venga a socorrerte, y no trates de vencer por ti mismo, porque te dejaría entre tus propias manos.
Rumi
Poeta místico musulmán. S. XIII
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu opinión.