miércoles, 20 de noviembre de 2013

MIÉRCOLES DE LA SEMANA 33, 20 DE NOVIEMBRE







Dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén, y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro. Dijo, pues: “Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: «Negociad mientras vuelvo».
Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras él una embajada para informar: «No queremos que él sea nuestro rey». Cuando regresó con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.
El primero se presentó y dijo: «Señor, tu onza ha producido diez». Él le contestó: «Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades». El segundo llegó y dijo: «Tu onza, señor, ha producido cinco». A ése le dijo también: «Pues toma tú el mando de cinco ciudades».
El otro llegó y dijo: «Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo, porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras». Él le contestó: «Por tu boca te condeno, empleado holgazán. ¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses».
Entonces el rey dijo a los presentes: «Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez». Le replicaron: «Señor, si ya tiene diez onzas». Os digo: «Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».
Dicho esto, Jesús echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén .

Lucas 19, 11-28

COMENTARIO

La parábola que presenta hoy el evangelio está muy elaborada y es narrada también en el Evangelio de Mateo. Pretende resolver un problema muy importante: Las prime- ras comunidades cristianas vivían esperando la segunda venida de Cristo. Pero pasan los años y la espera del fin de los tiempos se va alargando. El sentido de esta parábola viene marcado por esta situación.

Son los guías y jefes de las comunidades cristianas a quienes se les ha encomendado una misión que deben cumplir con dedicación para que cuando vuelva el Señor les encuentre habiendo realizado un buen trabajo. El simbolismo de la parábola es el siguiente: El señor importante que se va de viaje, repartiendo sus riquezas entre sus empleados, es Jesús. Él ha marchado dejando a los apóstoles y discípulos encargados de las comunidades cristianas. Primeramente se describe la reacción de los tres tipos de empleados (jefes de las comunidades) y las palabras que les dirige el Señor: «Negociad mientras vuelvo». El evangelio presenta un tiempo de espera, cuya finalidad es probar la dedicación y compromiso de los cristianos.

La parábola presenta tres tipos de personajes: los dos primeros son trabajadores, diligentes y reciben una felicitación y un premio. Se describe también la postura del último empleado: es perezoso y no se esfuerza. Recibirá la reprobación. No se juzga "la cantidad", sino la actitud del empleado. A cada cual se le exige según su dedicación y en proporción a lo recibido.

Existe una versión de esta parábola en el «Evangelio apócrifo de los Nazarenos», compuesto hacia la mitad del siglo II. En este Evangelio apócrifo se añade una nueva categoría de empleado: el que malgasta el dinero recibido en «prostitutas y flautistas».

Pasada la preocupación por la tardanza de la segunda venida de Jesús, la parábola ha recibido diversas interpretaciones. En la actualidad suele interpretarse como una llamada de Dios para que cada cual haga producir "sus talentos", es decir, las cualidades personales que Dios le ha dado. Tan fuerte ha sido esta interpretación que la palabra "talento" (que aparece en la versión de Mateo) ha pasado a significar en la lengua castellana la capacidad intelectual de una persona.

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