VIERNES
Dijo
Jesús a sus discípulos:
«Si
no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los
cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate
será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será
procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el
Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena del fuego.
Por
tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo
de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y
vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu
ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras
vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil,
y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas
pagado el último cuarto».
Mateo 5, 20-26
COMENTARIO
Jesús
comienza conectando con la tradición, pero enseguida la matiza y da su propia interpretación.
Los judíos tenían en los ancianos una institución capaz de encargarse de
asuntos políticos, bélicos y judiciales de la vida ordinaria del pueblo. Hacia
el año 200 a.C. se creó un Consejo General de ancianos llamado Sanedrín. Lo que
llama la atención no es que cuando hay un conflicto una persona deba ser llevada
al Consejo de ancianos, sino el insulto que aparece en el texto: Para Jesús es muy
grave llamar a una persona «imbécil» o «renegado». Según el texto original estas
dos palabras deberían ser traducidas por «ignorantes de la Ley» e «impíos». Y eran
las dos palabras que los fariseos aplicaban a las «gentes de la tierra». Es
decir, a las personas sencillas y sin cultura, despreciadas por los escribas a
causa del desconocimiento de los 613 mandamientos de la Ley interpretada por
los fariseos, que sólo servían para oprimir la conciencia de la gente pobre. Jesús
está oponiéndose a la actitud preponderante y orgullosa de los fariseos y
diciendo a sus discípulos que no se comporten así.
«La
condena del fuego» de la que se
habla en el texto, no tiene las connotaciones de nuestro «infierno». No. Jesús
no utilizó nunca nuestro actual
concepto de «infierno». Jesús hablaba del fuego de la «Gehenna», es decir del
fuego que ardía continuamente en el Valle Hinnom, (Ge-Hinnom) cercano a
Jerusalén. Este Valle había sido convertido en impuro por el perverso rey
Manasés, quien realizó allí sacrificios humanos en honor al dios Molok. Incluso
llego a sacrificar a alguno de sus hijos. En tiempos de Jesús este lugar
maldito se había convertido en el basurero oficial de Jerusalén donde se quemaban
continuamente las basuras, especialmente aquellas que provenían de los restos
de animales sacrificados en el Templo de Jerusalén.
Al
ir a presentar tu ofrenda...
Había
una norma judía que decía que cualquier ley podía incumplirse si lo que impedía
cumplirla era una ley de rango superior. Para Jesús el perdón y la
reconciliación son preceptos más importante que el sacrificio del templo... Jesús
señala como actitudes importantes para sus discípulos el respeto a los sencillos,
a los que no saben, a quienes tuvieron menos oportunidades... Incluso a
aquellos que, siendo buenos, desconocen los matices de la ley de Dios y sus
preceptos.
Cada día espero el evangelio con alegria pues me reconforta y me da paz. Gracias
ResponderEliminarEspero cada día el evangelio con alegría me reconforta y me da paz.gracias
ResponderEliminarEspero el evangelio de cada día con alegría y esperanza...reconforta mi alma y me llena de paz..gracias
ResponderEliminar