viernes, 8 de febrero de 2013

EL EVANGELIO DEL 8 DE FEBRERO

VIERNES



EVANGELIO
Como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él. Unos decían: «Juan Bautista ha resucitado, y por eso los poderes actúan en él». Otros decían: «Es Elías». Otros: «Es un profeta como los antiguos». Herodes, al oírlo, decía: «Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado». Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcerta-do y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: “Pídeme lo que quieras, que te lo doy”. Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino». Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?» La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista». Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista». El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.


Marcos 6, 14-29

COMENTARIO
La historia que representa el evangelio de hoy es desagradable de oir, pero  nos presenta una doble dimensión de la experiencia  de la fe  que siempre será determinante para el sentido que podamos dar a nuestras creencias y para la veracidad de las mismas.

La memoria de la decapitación de Juan el Bautista por el deseo de una nena y su mamá se convierte en icono de la dimensión martirial que acompaña a toda experiencia de la fe; el martirio, en sus múltiples formas, corporal, existencial, cultural, institucional... es parte del precio de la fe. 

De ahí la gran diferencia de la propuesta religiosa cristiana con otras propuestas religiosas que han hecho de la serenidad y el sosiego (muchas veces al magen de la historia) su razón de ser. El martirio, o la dimensión siempre conflictiva de la fe, será  una manera de expresar la verdad cristiana.

En segundo lugar, dice el texto bíblico que Herodes se sentía desconcertado por el Bautista pero le gustaba oírlo. Antes esto se conocía con el nombre de "religión burguesa" (ahora no se qué nombre técnico tiene), la que necesita un “poquito” de fe, que no haga mucho daño, que no desinstale mucho, que no cuestione en demasía...una fe fe que sea “servicio a mi persona y al bienestar y que satisfaga ciertas necesidades espirituales". ..pero poco más; una fe que me gusta tenerla hasta que me molesta y entonces “con todo el dolor de micorazón”, la aniquilo.

Dimensión martirial y dimensión anti-burguesa de la fe, dos medidas para “medir” (es un decir) nuestra experiencia creyente de hoy.

CURIOSIDADES
Fortaleza de Maqueronte

Juan Bautista (según documentos ex-trabíblicos) fue encarcelado en la fortaleza de Maqueronte, situada en la ribera del Mar Muerto. La ciudadela se alzaba en lo alto de una escarpada montaña desértica. La fortaleza poseía una sofisticada red de conducciones de agua. Allí acudió Herodes Antipas a celebrar su cumpleaños. Salomé, (una princesa judía de unos 12 años) bailó para el rey. Tras bailar y agradar al rey, va a la sala contigua a consultar con Herodías que presidía la comida de las mujeres. Baños 

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