miércoles, 4 de enero de 2012

SÓLO 1 MINUTO

CUESTIÓN DE USO
A aquel rey le gustaba probar la sabiduría de la gente que tenía en cargos de responsabilidad, y también su disponibilidad y su astucia. Pero también le gustaba aprender de ellos. Por esto, una vez, llamó a uno de sus criados y le dijo: 
- Tráeme lo mejor que encuentres en mi reino. 
Al cabo de poco tiempo, aquel hombre se presentó con una bandeja, encima de la que había puesto... una lengua (¡no me preguntéis de donde la sacó!). Y dijo al rey: - Majestad. La lengua es lo mejor: con ella las personas podemos alabar a Dios, los enamorados se declaran su amor, los políticos pactan la paz, los educadores enseñan la sabiduría, las familias recobran la armonía... Y con la lengua las personas hablan de las muchas cosas buenas que vos hacéis, majestad. Al rey le gustó aquella respuesta, y le picó la curiosidad por saber qué era lo peor que se podía encontrar en los dominios de su reino. Y el mismo criado, esta vez en un tiempo récord, se presentó otra vez con una lengua sobre una bandeja. Y el rey oyó cómo le decía lo siguiente: - Majestad, la lengua puede maldecir a Dios, destruye el amor entre las personas, crea odios y desconfianzas, que pueden hacer mucho daño, herir e incluso matar. Con la lengua se puede llegar a destruir todo lo bueno que las personas podemos hacer. Y el rey quedó satisfecho de la sabiduría de aquella persona. 

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