viernes, 20 de enero de 2012

PEQUEÑOS TEXTOS PARA GRANDES TIEMPOS DE CRISIS (1)

SAN BASILIO (S. IV)
"… Porque tan difícil como no hundirse en las dificultades, es no volverse insolente en la prosperidad.

Entérate, hombre, de quién te ha dado lo que tienes, acuérdate de quién eres, qué es lo que administras, de quién lo has recibido, por qué has sido elegido tú en lugar de otros. Has sido hecho simple servidor de Dios, administrador de los que son siervos de Dios igual que tú. No te imagines que todo ha sido preparado exclusivamente para tu estómago. Piensa que lo que tienes entre manos es cosa ajena... y que de todo se te pedirá cuenta... «¿Qué voy a hacer entonces?» Lo lógico sería que respondieras: «Saciaré a las personas hambrientas, abriré mis graneros y convidaré a todos los necesitados». Y que pronunciaras esta magnífica frase: «Todos los que necesitan pan, vengan a mí»...

A ti te gusta mucho el bello color del oro, pero no te enteras de cuántos gemidos de miserables te van siguiendo. ¿Cuándo lograrás poner ante tus ojos los sufrimientos de los pobres? Mira al pobre buscando por todos los rincones de su casa. Ve que ni tiene dinero ni lo tendrá nunca. Todos sus bártulos juntos apenas valen unos cuantos pesos.

Todo te deja duro e insensible a sus ruegos. Sólo ves dinero, sólo imaginas dinero. Con él sueñas dormido, y en él piensas despierto. Igual que los locos ya no ven las cosas que tienen  delante de ellos, sino las que les representa su enfermedad, así tu alma, prisionera de la avaricia, sólo ve monedas y dinero. Prefieres ver oro que ver el sol".



De la Homilía de San Basilio, obispo, sobre la parábola del rico insensato 

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