lunes, 16 de enero de 2012

Para lectores con prisa, 16 de enero


"También es importante desdramatizar. La política no lo es todo, ni es lo último. La política sin religión es mero negocio –dijo el agnóstico Horkheimer. La vida pública sin referencias religiosas, trascendentes, tiende a absolutizar a los poderes públicos; el Estado se convierte en el dios mortal (Leviatán) que impera soberanamente sobre vidas, haciendas y conciencias, sobre la verdad y la mentira, sobre el bien y el mal. El cristiano ha de dar al César lo que es del César y, a la vez, decirle al César que no es Dios."

Puedes encontrarse el texto en: 
A. HORTAL ALONSO Los cristianos y la vida pública, en Sal Terrae 1.161(2011)99

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