EVANGELIO
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a
proclamar el Evangelio de Dios. Decía: “Se ha cumplido el
plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio”. Pasando junto al lago de
Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo:
“Venid conmigo y os haré pescadores de hombres”.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco
más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su
padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se
marcharon con él.
COMENTARIO
La referencia que se hace a la región de Galilea no sólo
es un dato geográfico, sino también una enseñanza religiosa
para las primeras comunidades cristianas que leyeron el evangelio: Galilea era,
desde tiempos del profeta Isaías (siglo VII a.C.), un lugar donde convivían judíos y gentiles (paganos). Isaías la llamará
«Galilea de los gentiles» en hebreo: ‘Haggalil Haggoyim’.
En esta región los judíos se mezclaban con los griegos. Con este dato los
evangelistas resaltan que Jesús, desde el inicio de su predicación, se dirige a
los gentiles y no sólo al pueblo de Israel. El mensaje de Jesús es universal, no puede quedarse cerrado en los límites étnicos y
religiosos de la raza judía.
Galilea era la región donde se interpretaba la religión
judía con mayor liberalidad. Esto era debido a la fuerte
influencia griega de las grandes ciudades allí existentes. La cultura judía se reducía a las zonas rurales. Los primeros discípulos, unos sencillos pescadores Se entiende por vocación la llamada que Dios hace a una persona para
que realice una misión determinada. El Dios del
Antiguo Testamento llamó a Moisés, Abraham, Isaías, Samuel, Jeremías... para que hicieran el bien. Jesús llama a sus
discípulos con la misma autoridad que Dios.
El cristiano hace de la vida cotidiana «un templo». El cristiano es llamado por Jesús para acompañar y alentar la vida de los demás. El lugar donde
desarrolla esta misión es en la vida cotidiana. Y es en este «escenario ordinario»
donde debe ser testigo del mensaje de Jesús, convirtiéndose
en signo de vida y salvación. Ser creyente hoy supone aprender
a decir «Dios» con las palabras y sentimientos de la cultura actual. Jesús no inició su predicación al abrigo de los ortodoxos muros del
templo de Jerusalén, sino en el lugar más comprometido: En
Galilea, donde había una cultura compleja de contaminación, de mestizaje, de
intercambio entre judíos y griegos...
Y ALGUNA CURIOSIDAD
El escenario donde se produce esta llamada es el
cotidiano mundo de la pesca: Tras faenar toda la noche, las
pequeñas barcas atracaban por la mañana en puerto. Parte de los peces capturados eran puestos en salazón, y otra parte se
vendía de inmediato a la población cercana. En el
siglo I los judíos consumía el pescado preferentemente en salazón o ahumado; técnicas aprendidas de los fenicios y egipcios. Por los datos que nos ofrece el evangelio, el padre de Santiago y
Juan debía poseer no sólo una barca de pesca, sino también una
pequeña industria de salazón de pescado, pues tenía jornaleros contratados a
sus órdenes. Estas industrias de pecado eran florecientes en tiempos de Jesús.
El pescado desecado y en salazón era
vendido incluso en la ciudad de Jerusalén, donde existía «El mercado del pescado».
La pesca, junto con la abundante producción de aceite y
los cereales, convertía a la región de Galilea en uno
de los núcleos más prósperos. Junto a Nazareth y Cafarnaún existían ciudades
importantes que oscilaban entre 30.000 y
40.000 habitantes: Sephoris, Tiberias, Julias... En estas ciudades convivía la
cultura griega con la judía.
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