miércoles, 16 de abril de 2025

MIÉRCOLES SANTO



LA PALABRA
...Y Judas Iscariote les dijo - «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?» Ellos se ajustaron con él en treinta monedas...

Mientras comían dijo Jesús: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar». Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: - «¿Soy yo acaso, Maestro?» Él respondió: - «Tú lo has dicho.»

(Mateo 26, 14-25)

LA EXPERIENCIA

En el evangelio de hoy conviven traición: la de Judas; y servicio, entrega y testimonio por amor: el de Jesús. 

Ambigua fue aquella cena, como ambigua es la vida cotidiana en la que se entremezclan los sentimientos y los acontecimientos más dispares. 

Resulta escandaloso ponerle precio a la vida. Pero al fin y al cabo todos hemos tenido alguna vez la sensación de encarecer nuestros sentimientos; o al revés, ... abaratar nuestros principios.

El texto de hoy nos invita a descubrir las veces que nos hemos sentido mercancía, o que hemos convertido a alguien en mercancía.


LA CELEBRACIÓN

Te proponemos en este Miércoles Santo esta Celebración en tu interior:

1. Échate la mano a tu bolsillo o a un monedero que tengas cercano. Cuenta las monedas que tienes y pregúntate qué podrías comprar.

2. Ahora, entra en tu interior y descubre el valor más grande que anida en tu corazón, aquello que mejor te define como persona. ¿Crees que en algún momento le has puesto precio?

3. Mira a la gente que te rodea estos días y da gracias por su “valor interior”. Siente que comparten su riqueza contigo sin pedirte nada a cambio. Exprésale de alguna forma tu gratitud a lo largo el día.

LA PLEGARIA

¡Señor y dador de vida,
Jesús es entrega absoluta 
y generosidad sin límite.
De Él queremos aprender a vivir
sin guardarnos nada de nuestra historia,
y compartiendo aquello que 
anida en la bondad de nuestro corazón.
Ante Ti que vives y amas, 
y atraviesas la memoria del tiempo
Amén!


martes, 15 de abril de 2025

MARTES SANTO



LA PALABRA
Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿adónde vas?».
Jesús le respondió: «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».
Pedro replicó: «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».
Jesús le contestó: «¿Conque darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».
 (Juan 13, 21-38)

LA EXPERIENCIA

Pedro nos presenta un matiz del discípulo que está muy presente en nuestra vida creyente: la tensión entre nuestros anhelos e ideales, y nuestra realidad.

Nos gustaría ser ejemplares en todo….-“daré mi vida por ti”, pero luego no podemos, no queremos, no sabemos o, simplemente, dejamos de creer en lo que en algún momento, como ideal, nos guio. 

Todos tenemos un “tiempo de ángeles” en el que todo es apasionante; y todos tenemos un “tiempo de negación” que incomoda y nos incomoda.


LA CELEBRACIÓN


Te proponemos en este Martes Santo esta Celebración en tu interior:

1. Fíjate en la ropa que llevas puesta. Quizá, por su parte externa es bonita y está cuidada. Intenta verla por su revés, tiene hilos sueltos, costuras no cuidadas del todo. Contémplala por un instante

2. Ahora, mira tu interior. Por fuera, quizá bien; pero detecta tus costuras internas. Cae en la cuenta de tus conflictos no asumidos, y los hilos sueltos no bien resueltos. Esa es tu “historia de negación”. Mírala con misericordia.

3. Y ensaya también con tu familia o con tus amigos esa mirada de misericordia ante los hilos sueltos de cada cual.

LA PLEGARIA

¡Señor y dador de vida,
Jesús es la expresión de tu misericordia.
Acoger su mirada a la historia,
se convierte para nosotros 
en un anhelo de acogida y concordia 
de todas la personas que nos rodean
Ante Ti, 
que vives y amas, 
y atraviesas la memoria del tiempo!


lunes, 14 de abril de 2025

LUNES SANTO


LA PALABRA
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

«Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».
(Juan 12, 1-11)

LA EXPERIENCIA

San Juan pretende transmitir que la desmesura de Jesús sólo puede ser correspondida con la desmesura de aquella mujer. 

Hay en la vida dimensiones que no tienen ni precio ni medida; o es todo o es nada. 

Hay un toque de locura en el seguimiento de Jesús. Porque más allá de las férreas instituciones que marcan el acontecer humano, hay algo más determinante de la persona: el corazón y sus sentimientos


LA CELEBRACIÓN


Te proponemos en este Lunes Santo una Celebración en el interior de tu corazón y en los encuentros con tu familia:

1. Derrama unas gotas de perfume sobre tus manos. Llévate las manos a la cara y siente el aroma que despiden. Descubre que tu vida huele bien, y que puede ser un regalo para los demás. En el fondo en eso consiste ser una persona ungida.

2. Haz lo posible para que las personas que conviven contigo, a lo largo del día, perciban tu fragancia. 

3. Siente que, más allá de nuestros perfumes, eres una persona destinada a “ser para los demás”.

LA PLEGARIA

¡Señor y dador de vida,
que en Jesús descubrimos el valor de una vida que se entrega.
Danos el Aliento del Espíritu,
para ser hombres y mujeres que 
con generosidad dan lo mejor de sí.
Ante Ti, 
que vives y amas, 
y atraviesas la memoria del tiempo!

https://drive.google.com/file/d/1zuI5H2vpwTHkkot3Iod1PpFkrtkQ4uhw/view?usp=sharing

domingo, 6 de abril de 2025

EVANGELIO DEL DOMINGO 6 DE ABRIL. SEMANA 5ª DEL TIEMPO DE CUARESMA.




EVANGELIO
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?»
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.»
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?, ¿ninguno te ha condenado?» Ella contestó: «Ninguno, Señor.»
Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.»

Juan   8, 1-11

COMENTARIO

Jesús equipara la capacidad de amar a la capacidad de perdonar: "a quien poco se le perdona, poco ama" (Lucas 7, 47). Para Jesús, como no podría ser de otro modo, el perdón ha de ser del todo y siempre: "hasta setenta veces siete" (Mateo 18,22). Esa es la meta.

 

Para poder llegar a la meta, Jesús nos propone estrategias. El tercer domingo de cuaresma (el evangelio de la higuera que no daba fruto) nos presentaba una estrategia para el perdón: "la paciencia y la decisión".

 

El cuarto domingo de cuaresma (el hijo pródigo) nos proponía un peldaño mas en la exigencia: "saberse poner en lugar del ofensor para poder perdonar la ofensa". Esa es la estrategia del padre bueno.

 

Este domingo la estrategia no sé si es más blanda que la anterior o, en el fondo, más dura. Porque más allá de la mística de las piedras que nos propone Jesús, lo más ejemplar en este evangelio es la afirmación final: "vete.. y en adelante no peques más".

 

Esta es la tercera estrategia del perdón: "mirar hacia adelante". Es difícil, porque por una parte somos memoria (pasado) y reclamamos siempre hechos (presente). Pero si no salimos de ese esquema, la experiencia del perdón se vuelve una misión imposible.

 

Por eso se trata de poner la mirada en el futuro; en el futuro, que no anula el pasado amargo, pero que puede reconducir el presente de las personas (del ofensor y del ofendido).

 

Me gusta mucho definir la fe como aquella experiencia que nos invita a "ver más de lo que hay", más que lo que aparece. Dicho con otras palabras: la fe es aquella experiencia que nos permite descubrir a nuestro alrededor las posibilidades que están delante de nosotros más allá de la frustración y la impotencia que no pocas veces nos ha causado la realidad.

 

Qué fue lo que le ocurrió a aquella mujer pecadora es lo de menos; de hecho, Jesús,  no la interroga sobre el particular. Él, sin embargo, persona excelente donde las haya, descubrió en ella su posibilidad, su camino por recorrer, su futuro.  Ese es el perdón que no supieron ver los hombres cargados de razones (piedras) tan poderosas como hirientes, pero inútiles para recobrar la serenidad y la paz.

 

domingo, 30 de marzo de 2025

EVANGELIO DEL DOMINGO 30 DE MARZO. SEMANA 4 DE CUARESMA

 EVANGELIO

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos:

–Ese acoge a los pecadores y come con ellos.
Jesús les dijo esta parábola:
Un hombre tenía dos hijos: el menor de ellos dijo a su padre:
–Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.
El padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.
Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.
Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país, que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer.


Recapacitando entonces se dijo:
–Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.»
Se puso en camino adonde estaba su padre: cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y echando a correr se le echó al cuello y se puso a besarlo.
Su hijo le dijo:
–Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.
Pero el padre dijo a sus criados:
–Sacad en seguida el mejor traje, y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete; porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado.
Y empezaron el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo.
Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba.
Este le contestó:
–Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud.
El se indignó y se negaba a entrar pero su padre salió e intentaba persuadirlo.
Y él replicó a su padre:
–Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.
El padre le dijo:
–Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido, y lo hemos encontrado.

Lucas   15, 11-32