martes, 9 de julio de 2024

EVANGELIO DEL MARTES 9 DE JULIO. SEMANA 14 DEL TIEMPO ORDINARIO

 


EVANGELIO
En aquel tiempo, presentaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio, y el mudo habló.
La gente decía admirada: «Nunca se ha visto en Israel cosa igual.»
En cambio, los fariseos decían: «Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios.»
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: «Las mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.
Y lo que gratis habéis recibido, dadlo gratis»
Mateo  9, 32-38

domingo, 30 de junio de 2024

EVANGELIO DEL DOMINGO 30 DE JUNIO DE 2024. SEMANA 13 DEL TIEMPO ORDINARIO.

 



EVANGELIO

En aquel tiempo Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
–Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.
[Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con solo tocarle el vestido, curaría.
Inmediatamente se seco la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando:
–¿Quién me ha tocado el manto?
Los discípulos le contestaron:
–Ves como te apretuja la gente y preguntas: «¿quién me ha tocado ?»
El seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. El le dijo:
–Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.
Todavía estaba hablando, cuando] llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
–Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
–No temas; basta que tengas fe.
No permitió que lo acompañara nadie más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entro y les dijo:
–¿Qué estrépito y qué lloros son estos ? La niña no está muerta, esta dormida.
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
–Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar –tenía doce años–.Y se quedaron viendo visiones.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Marcos  5, 21-43
COMENTARIO

El Evangelio de hoy es todo un tratado de la primitiva comunidad cristiana sobre cómo encajar la vida.

El protagonismo recae en dos mujeres que se convierten en símbolo de la posibilidad que todo ser humano tiene de de "recrear vida" a su alrededor. 

La sangre, que para el pensamiento judío es sinónimo de "la vida", revela el sentido profundo del texto. Lo que Jesús provoca en ambas mujeres es hacerles caer en la cuenta de que son mediadoras de vida.

La primera mujer, con hemorragias durante doce años, revela una vida que se pierde descontroladamente.

La segunda mujer, una niña de doce años que en el momento de poder recrear vida le acontece la muerte, es signo de una vida frustrada.

Probablemente Jesús relacionara ambas circunstancias con la podredumbre de una religión judía que en su tiempo se había convertido en un instrumento caduco, más que en una herramienta generadora de sentido, De ahí la alusión al numero "doce" (por las doce tribus de Israel).

Cuando traemos el texto al hoy de nuestra vida, nos provoca con preguntas que toda persona esta llamada a hacerse. El potencial de vida que habita en nuestro interior puede verse frustrado por muchas circunstancias.  

Dejar pasar el tiempo y ser espectadores más que protagonistas de nuestro entorno, quizás sea una forma actual de que se nos vaya la vida sin darnos cuenta. 

Ser incapaz de reconocer lo bueno del otro, no contagiar ánimo y pasión por lo que llevamos entre manos, interrumpir iniciativas ilusionantes... y tantas otras actitudes que intoxican de desesperanza nuestros entornos de vida, quizas haga de nosotros personas que, como la niña del evangelio, "duerma", en una sociedad que necesita de hombres y mujeres "despiertos".

domingo, 23 de junio de 2024

EVANGELIO DEL DOMINGO 23 DE JUNIO. SEMANA 12 DEL TIEMPO ORDINARIO



EVANGELIO
Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla». Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?» Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!» El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero, quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»

Marcos  4, 35-40

COMENTARIO

El evangelio de esta semana estás íntimamente unido al de la semana pasada. Jesús no se sintió comprendido por los suyos, incluso por los más cercanos de su familia de sangre, y decidió cruzar "a a otra orilla".

Dicha expresión  -"la otra orilla"- más que una localización geográfica, se trata de un nuevo lugar existencial para el anuncio de Jesús. Lo "milagroso" del texto no es la tempestad calmada, sino la firme decisión de "salir" y de hacer un éxodo no siempre fácil para los que la "identidad" era pieza clave de su maneras de ver la vida

La Iglesia siempre ha visto en aquella barca y en tales circunstancias, la dificultad de una comunidad que se abre a los no judíos, es decir, a los que rompían el molde en aquel tiempo. Aquellos primeros cristianos tuvieron la tentación de quedarse en "lo de siempre" y "con los de siempre" , con todos los riesgos que eso conllevaba: seguridad, paz, estabilidad, pero también cerrazón, juicio y permanente condena de lo distinto a lo tuyo. 

Ellos aprendieron de Jesus a abrirse a los gentiles, a los paganos, en definitiva, a los de la “otra orilla”. Y así pasó, aquella barca tan aparentemente  "homogénea" ( la Iglesia primitiva),  muy pronto empezó a tambalearse porque tuvieron que aprender a convivir juntos judíos y gentiles, personas que venían de sensibilidades culturales y religiosas distintas. 

El sueño de Jesus parece indicar la absoluta confianza en que su propuesta tiene sentido, más allá de las bravuras del mar o de lo intempestivo del oleaje. La confianza, expresa cómo Jesús sabe “encajar” el inconveniente de la travesía. Y dicha actitud del Maestro contrasta con el anhelo de quietud de los apóstoles.

Cuando traemos el texto al hoy de nuestra vida, cambiando el contexto y los actores, tengo la sensación de que el mensaje es parecido. La expresión "cambiar de orilla" bien podría significar todas las "salidas", opciones, y decisiones que nos van conformando como personas cada día. 

Ir "a la otra orilla" es salir de nuestras "zonas de confort", esos lugares "paradisíacos" en los que solemos instalarnos las personas con una vida más o menos hecha y a los que, sin duda, quizás tengamos derecho, pero que tienen el riesgo de convertirse en una trampa sobre todo cuando somos incapaces de sentir los daños colaterales que tienen para otros que generalmente viven en zonas de no-confort.

Ir "a la otra orilla" es, aunque se por unos momentos, intentar "cambiar de residencia mental". Ciertamente es necesario tener criterios, valores y sentido del juicio; pero no podemos convertir tales herramientas en absolutos inamovibles. Ver que mis ideas no son las únicas ni las definitivas y que mis sentimientos no son los únicos que hay que tener en cuenta, además de hacernos humildes, nos hace humanos.

Ir "a la otra orilla" es conceder un tiempo a la creatividad. La pereza, en cualquier ámbito de la vida, al final nos convierte en personas adustas, disconformes con todo, pero sin proponer nada. De ahí que el "mundo del miedo" esté habitado  por hombres y mujeres quemados por "fuera" pero no "ardientes" por dentro.

El poeta y filósofo Rabindranath Tagore afirma que "la verdad no se encuentra al final de un camino, sino en la otra orilla del mar de la experiencia".

domingo, 16 de junio de 2024

EVANGELIO DEL DOMINGO 16 DE JUNIO. SEMANA 11 DEL TIEMPO ORDINARIO



  EVANGELIO

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega.»
Dijo también: «¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas.»
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
Marcos   4, 26-34
COMENTARIO

De las cosas de la fe, quizás solo podemos hablar con símbolos. A esa convicción debió llegar Jesus cuando propuso estas parábolas que leemos hoy.


El primer mensaje de evangelio de hoy es que "somos semilla, solo semilla, nada menos que semilla". Y esto quiere decir que la dignidad del ser humano no radica en su perfección o en su acabamiento, sino en su potencialidad.


Si vamos buscando perfección en todo probablemente no encontremos nada ni a nadie: la persona perfecta, la pareja perfecta, el trabajo perfecto, las vacaciones perfectas... La vida, así entendida se vuelve atosigante. 


La perfección genera individuos (no personas) permanentemente cansadas y estresadas, y en último término, infelices. El estado natural de una persona son sus potencialidades y sus procesos, no su "momento perfecto".


Y el segundo mensaje del evangelio de hoy es que "no hay proporción entre lo que aparentamos ser y lo que podemos llegar a ser". Una semilla eso es lo que tiene, que su apariencia nos engaña. Uno ve una tosca bellota y piensa pero ¡cómo esto puede ser el germen de una majestuosa encina!


Cuanto ganarían nuestras relaciones personales si, en vez del juicio apresurado ante el otro, nos naciera una honda contemplación de su rostro, capaz de reconocer que las personas podemos cambiar, podemos crecer, y merece la pena darnos una oportunidad.


Tokien, en la novela El Hobbit, hace decir de Bilbo Bolsón una frase genial: "eres muy pequeño para un gran papel, pero quizás seas más de lo que pareces".


 

viernes, 7 de junio de 2024

EVANGELIO DEL VIERNES 7 DE JULIO. FIESTA DEL CORAZÓN DE JESUS.


EVANGELIO
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Mateo  11, 25-30