EVANGELIO
Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo:
–No les queda vino.
Jesús le contestó:
–Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.
Su madre dijo a los sirvientes:
–Haced lo que él diga.
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo:
–Llenad las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó:
–Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo.
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo:
–Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora.
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.
Después bajó a Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.
JUAN 2,1-12
COMENTARIO
El evangelista Juan no llama "milagro" a la conversión del agua en vino, sino "signo", lo que cambia todo. No es un capricho de Jesús, sino un mensaje sobre quién era y su misión. Más allá de si pasó tal cual lo cuentan, lo importante es lo que los primeros cristianos entendieron: que Jesús traía esperanza.
Dos tensiones destacan en el relato: la de Jesús con su madre y la del agua con el vino. Jesús dice que no es su momento, pero su madre lo empuja, como diciendo: "Este es tu momento, hijo". Y así es la vida: si siempre dejas todo para mañana, te pierdes el hoy.
El agua simbolizaba para los judíos culpa y necesidad de cambiar; el vino, en cambio, era signo de alegría, generosidad y la llegada del Mesías. Aquí el vino vence al agua: con Jesús llega un tiempo nuevo. Él es el Mesías que renueva la esperanza.
Las religiones no pueden quedar en una lista de prohibiciones. También las religiones han de suscitar apuestas y retos que abran caminos a la vida. El "no" y el "sí", requiere de un maduro equilibrio
Como dijo el papa Francisco: “Lo más parecido a la eternidad es el hoy”. Este mensaje nos invita a valorar el presente como el lugar donde se realiza nuestra misión. Cada día nos reta a actuar con pasión, reconciliación y compromiso. Vivir plenamente el hoy es abrazar la eternidad que se nos regala.
Vivir plenamente el hoy es seguir el camino de Jesús.
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