miércoles, 17 de julio de 2024

EVANGELIO DEL MIÉRCOLES 17 DE JULIO. SEMANA 15 DEL TIEMPO ORDINARIO.

EVANGELIO
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»
Mateo  11, 25-27

COMENTARIO

He leído un comentario a la palabra de hoy que nunca había escuchado. Aparece en el texto la fe de los “sabios y entendidos” frente a la fe de la “gente sencilla”. 

El matiz viene por la palabra griega que da origen a tal traducción, a saber, la palabra “νηπιοις” (algo así como “novicio” o “neófito”); en otro lugar del nuevo testamento aparece traducida la misma palabra por “niño” (1ª Corintios 3, 1).

Creo que todas las traducciones están bien; son matices. Parece claro que Jesús opone la sensibilidad de los maestros de la ley de su tiempo, los “escribas”, a la sensibilidad de los sencillos, los novicios (discípulos) y los niños. 

Probablemente Jesús esté criticando la actitud de los escribas, cerrada y excluyente en el nombre de dios. Alternativamente a ellos, esta valorando la actitud de todos aquellos que están en actitud de aprendizaje: los sencillos porque no funcionan con continuos pre-juicios, los discípulos porque se caracterizan precisamente por su aprendizaje, los niños porque tienen necesidad de crecer.

Frente a los viejos y caducos escribas donde la revelación del Dios verdadero ha encallado; es en los sencillos, los discípulos y lo niños, donde el Dios de Jesús encuentro un terreno fértil desde el que se puede re-velar la experiencia divina.

Cuando traemos el texto al hoy de nuestra vida, el cuestionamiento que nos hace la palabra no es por si somos mas cultos o más incultos, más inteligentes o menos; la pregunta es más bien si somos gente de “cabezón cerrado” o de “sensibilidad abierta”.

Por eso mismo, la fe no es ni directa ni inversamente proporcional al nivel intelectual ni al nivel moral de nadie; más bien se trata de una cuestión de sensibilidad y permeabilidad vital y, sobre todo de actitud ante el futuro: aprender-crecer-mejorar.

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