sábado, 23 de diciembre de 2023

EVANGELIO DEL DOMINGO 24 DE DICIEMBRE. SEMANA 4 DEL TIEMPO DE ADVIENTO

 


EVANGELIO
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, Maria, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.

Lucas 1, 26-38


COMENTARIO

María se convierte en personaje revelador de otra manera de sentir la vida. Los primeros cristianos se empeñaron en decirnos que lo que resulta liberador y plenificador de la vida no viene a través de los poderes del momento: la religión judía, por una parte, y el imperio romano, por otra. 

Al sentido de la vida se accede desde la fragilidad y normalidad de una mujer que responde al nombre de María. ¿Qué supone esto en el contexto de la época?

Lo normal era confiar en el Templo o en el Pretorio, según se piense. Supongo que en aquel tiempo, nadie sería sensible al vientre de una mujer como lugar de la espera y como puerta del sentido.

Pero propuesta cristiana es una mujer que lleva en su interior la respuesta siempre pendiente a la eterna pregunta: ¿quien nos liberará definitivamente? De ahí lo contra-cultural de esta antesala del Mesías. 

Cuando traemos el texto al hoy de nuestra vida, creo que es un error pensar en primer lugar en María como mujer-objeto de culto. 

María (Anunciada) es signo de una llegada alternativa de lo que supone el sentido y la plenitud de la vida. María no es importante en sí misma, lo importante es lo que significa. Y lo que significa es que quizás Templo y Palacio vuelven a ser irrelevantes para el sentido de la historia.

La diferencia de la propuesta cristiana, es que siempre habrá que estar buscando el sentido de la vida y la plenitud de la historia por caminos alternativos a la "seguridad" que en ocasiones buscamos en la religión, o al "poder" que imaginamos en quienes lo detentan.

Si hace vente siglos, una mujer normal hebrea se convirtió en respuesta al sentido de la historia, hoy habrá que buscar los nuevos "vientres" que contienen, por su fragilidad e insignificancia, la alternativa cristiana al sentido de este mundo, muy frecuentemente vinculado al mérito, al poder y al figureo.

Una sociedad caracterizada en ocasiones por la productividad y la notoriedad, no cabe duda de que se convertirá, como entonces, en pantalla ante el dejarse hacer  ("hágase") y la pequeñez ("se turbó ante esas palabras").

Por eso, el texto de la Anunciación revela que no siempre se accede a la felicidad por el "hacer y el crecer". Hay un no se qué en el "dejarse hacer" y en "decrecer" que nos hace, si cabe, incluso más humanos.


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