domingo, 10 de diciembre de 2023

EVANGELIO DEL DOMINGO 10 DE DICIEMBRE. SEMANA 2 DEL TIEMPO DE ADVIENTO



EVANGELIO
Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. 
Está escrito en el profeta Isaías: 
«Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: 
"Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."»
Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el jordán.
Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:
–«Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.
Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»

Marcos   1,1-8

COMENTARIO

"Preparad el camino y allanad los senderos". Este es el gran grito de adviento en la escueta versión de Marcos, que resume a su modo las antiguas profecías mesiánicas del Antiguo Testamento.

Caminos y senderos bien podría traducirse por actitudes y sentimientos personales en los que toma cuerpo la dimensión religiosa de nuestra vida.

En este sentido, creo que hay tres oficios que humanizarían notablemente nuestras relaciones personales.

Hoy nuestra vida en sociedad necesita de descubridores de sendas en medio de la encrespada orografía social. Se trata de actitudes y personas que más allá del frentismo dominante en nuestra entornos comunitarios de todo tipo, sepan descubrir vericuetos por lo que siga discurriendo la posibilidad de la convivencia, del diálogo, y de la vida afable, digna de ser inaugurada cada mañana.

Necesitamos también de constructores de puentes, capaces de acercar a personas y sentimientos entre los que se abren distancias insalvables. Cierto es que la vida tiene mucho de impostura y que luego la realidad nos es tan fiera como la pintamos, pero en el camino se pierde mucha energía y las heridas, no por superficiales, molestan menos.

Y finalmente, no vendrían mal horadadores de túneles; porque en ocasiones las historias personales parecen llegar a situaciones sin salida donde retroceder, además de no ser posible, da pereza, pero avanzar parece misión imposible. Descubrir la veta adecuada en la dureza que siempre supone la toma de decisiones, es una tarea compleja y lenta pero no pocas veces  insustituible, aunque el pico canse y la luz se suponga lejana.

Las texturas de la esperanzan de los advientos de la vida, son así de ciertos, pero ¡tan imprescindible!















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