viernes, 6 de octubre de 2023

EVANGELIO DEL VIERNES 6 DE OCTUBRE. SEMANA 25 DEL TIEMPO ORDINARIO.


 

EVANGELIO

En aquel tiempo, dijo Jesús:

 «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza.

 Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.

 Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».


(Lucas 10, 13-16)


COMENTARIO


En alguna que otra ocasión hemos dicho que hay una línea de fuerza en los evangelios a la que hemos llamado geo-estrategia y que  vertebra el plan literario de los evangelistas. Ellos saben muy bien donde colocar a Jesús y qué palabras poner en su boca. No es lo mismo estar en Tiro o Sidón que en Cafarnaúm, por ejemplo.

 

Pues bien, Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm son “territorio amigo”, lugares de cultura judía.


El propio Jesús empezó muy pronto a comprobar que el “anuncio del  Reino” cundía más en Tiro y Sidón (ciudades paganas) que en las “religiosas" Corozaín Betsaida y Cafarnaum. Y no se lo explican. 


Realmente, lo que se está ventilando en este texto bíblico es la queja de Jesús y de sus discípulos porque la tarea evangelizadora entre los judíos es poco “fructuosa”, lenta y si se descuidan “peligrosa”.


Y no es cuestión de que fueran buena o mala gente los habitantes de aquel pueblo. Simplemente eran mediocres, es decir personas indiferentes ante lo que Jesús proponía.


Lo mismo puede pasarnos hoy. Hacerte cargo de situaciones mediocres es desesperante, porque lo peor que nos puede pasar a las personas es la mediocridad. La palabra mediocre tiene una sugerente etimología; viene a significar “el que se queda a medio subir” y ni para adelante ni para atrás. 


La mediocridad como expresión del postureo del “puedo pero no quiero” es estéril. En ocasiones te moviliza más el sentir que no has dado ningún fruto, y que por tato estás tocando fondo y tienes que espabilar, que instalarte en esa dulce mediocridad del “medio gas”.



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