lunes, 6 de junio de 2022

EVANGELIO DEL LUNES 6 DE JUNIO. SEMANA 10 DEL TIEMPO ORDINARIO

 


EVANGELIO
Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron.
Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos , porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.»

Mateo 5, 1-12

COMENTARIO

Cuando Mateo pone por escrito las bienaventuranzas, los cristianos están ya muy machacados por el hecho de haber seguido a Jesús. Se sienten probablemente asediados por el judaísmo y por el poder romano. Esto es central para entenderlas. En el fondo, San Mateo está "narrando" lo que ve.

¿Y qué ve Mateo? Un grupo de personas malditas por el judaísmo e incomodadas por los romanos; pero un grupo de personas que lejos de huir permanecen fieles en la memoria de Jesús. Un grupo de personas con una clara opción de vida que les ha situado en el margen de lo que era religioso y políticamente correcto; pero un grupo de personas que están dispuestas a seguir así porque son felices.

Se ha dicho en muchas ocasiones que las Bienaventuranzas son el "programa de vida de Jesús". Pero mas que de un programa se trata de la descripción de la forma de vida que, en libertad, empezó a encajar la primitiva comunidad cristiana.

No es un lenguaje "esencialista" el de las bienaventuranzas; es decir, Jesús no está diciendo que la pobreza, el sufrimiento, el llanto, sean "dichosos". Se trata de un lenguaje "existencialista", es decir, los pobres, los que lloran, los perseguidos se sienten dichosos porque el lugar desde el que viven les ha permitido descubrir la grandeza vital de Jesús de Nazaret.

Por eso las Bienaventuranzas no pueden ser entendidas como el régimen "normativo" del cristiano; nunca puede ser una norma ética lo que no se vive en clave de dicha y de gozo. Las Bienaventuranzas no pueden ser imperativos, se trata, más bien, de un texto indicativo de la manera de vivir de aquellos hombres y mujeres que tuvieren la suerte de captar, en primera persona, la novedad de lo que Jesús llamaba el Reino de Dios.












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