lunes, 4 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL LUNES 4 DE OCTUBRE. SEMANA 27 DEL TIEMPO ORDINARIO



EVANGELIO
En aquel tiempo, se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
–Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
El le dijo:
–¿Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?
El letrado contestó:
–«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
El le dijo:
–Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.
Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús: 
–¿Y quién es mi prójimo?
Jesús dijo:
–Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos,

 que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:
–Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta. 
¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?
El letrado contestó:
–El que practicó la misericordia con él.
Díjole Jesús:
–Anda, haz tú lo mismo.



Lucas  10, 25-37

COMENTARIO

La parábola del buen samaritano de Lucas nos avisa de dos tentaciones universales codificadas culturalmente de distinto modo, pero que vienen a concluir en dos maneras de ser muy identificables: “pasar de largo y dar rodeos” (Lucas 10, 31-32).

 

La respuesta de Jesús a la permanente actitud de “pasar de largo” es la decisión por “a-projimarte”, por hacerte prójimo. La distancia permite cierta perspectiva inteligente, no lo dudo, pero se torna calculadora y fría cuando se convierte en un analgésico frente a las heridas que vemos en los demás o las heridas que, en ocasiones no vemos, pero que podemos suponer. Las heridas sangrantes y las heridas ocultas del otro requieren “cercanía” y “projimidad”. 

 

“Dar rodeos” es lo contrario de actuar con “misericordia”. Ciertamente cuando uno toma una decisión misericordiosa claro que puede equivocarse; pero el problema en tal circunstancia no está en el hecho de haberte equivocado, sino más bien en los triste que puede llegar a convertirse la vida por cruzarte de brazos y no dar nunca el paso de “cuidar” del otro…. aunque te equivoques…. o te engañen.

 

El buen samaritano  “mira con sensatez” y “cuida” del otro. ¡Qué palabra más bonita!: cuidar.  El origen de la palabra “cuidar” es precioso, viene a significar la posibilidad que tenemos de “pensar en el otro”, ayudándolo, más que “pensar en ti”, protegiéndote (“pero el entendido en la ley, queriendo justificarse, pregunto a Jesús…”).

 


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