martes, 7 de septiembre de 2021

EVANGELIO DEL MARTES 7 DE SEPTIEMBRE. SEMANA 23 DEL TIEMPO ORDINARIO


 EVANGELIO

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Lucas   6, 12-19
COMENTARIO


En el texto de hoy, hay un detalle que siempre me ha sorprendido. Sorprende la tensión que en Jesús supone la montaña y el llano. En la montaña reza, se siente débil y zozobrante, se vacía de sí y se llena de la experiencia del Padre …; y en el llano, liberaacariciagrita y muestra todo su amor.

 

La montaña es lugar de acogida del misterio que lo envuelve, el llano, lugar de donación exuberante de toda su persona. 

 

Y es como si la orografía del mundo fuera una réplica de los movimientos de nuestro corazón, sístole y diástole, acogida y donación, llenarse y vaciarse. Ese movimiento nos asemeja a Jesús y –permitidme el exceso literario- nos hace divinos.

 

Por eso cuando no escuchamos y sólo hablamos, y cuando nuestro grito sólo nos desahoga pero no nos ahoga, quizás no hemos descubierto la espesura que hay en nosotros, y entonces la criatura que somos, cuál adolescente nervioso, no es más que una curva recluida en su centro que se sabe, solo y sólo, ombligo del mundo.

 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu opinión.