sábado, 11 de abril de 2020

SÁBADO SANTO



LA PALABRA
Por un momento, cuando la Palabra dejó de oírse y la soledad se embriagó de silencio, no hubo mas camino que sentir el corazón herido y esperar... esperar que llegara el día.

Y en ese momento, aparecieron en este sábado de espera las manos de María...manos alteradas por el dolor, pero transidas de una serena rebeldía por la que transita nuestra espera, en esta sociedad herida de prisas, desencantos e incertidumbres.”
(Meditaciones de Semana Santa)

LA EXPERIENCIA

María, en la tradición bíblica, representa la mujer experta en dar pequeños pasos al frente que no tienen vuelta hacia atrás. Eso es interesante.

Ni heroína mitológica, ni virgen a sueldo presente en muchas tradiciones religiosas. Sólo persona y mujer, con decisión.

A base de pequeños “síes”, y en soledad, fue acompañando y poniendo rostro humano al Dios de siempre.

LA CELEBRACIÓN

Este Sábado Santo déjate un instante de soledad sonora y habitada:

1. Contempla a María diciendo Sí en la Anunciación, o señalando al Hijo como aquel que tenía la respuesta en las bodas de Caná, o a los pies de la cruz...simplemente resistiendo.

2. Piensa ahora en ti. Cae en la cuenta de las veces que has dicho un pequeño “Sí”, y ha cambiado o animado la vida de alguien. Decir solo “Sí”, en ocasiones, genera un potencial de vida capaz de poner fin a dinámicas de contradicción y fracaso. 


LA PLEGARIA

¡Señor y dador de vida,
en María reconocemos  un signo posible 
de la comunidad que podemos ser. 
Recordarla en este sábado de esperas, 
significa no cesar nunca de confiar 
en la palabra de aquel que siempre nos invita a la vida,
más allá de nuestros inciertos presentes
Amén!


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