jueves, 30 de abril de 2020

EVANGELIO DEL JUEVES 30 DE ABRIL. SEMANA 3 DEL TIEMPO DE PASCUA.



EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: - «Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios". 
Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene ya la vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»

Juan   6, 44-51

COMENTARIO

La veta "dolorosa" o "dolorista" de la fe cristiana ha prendido más que su matriz "gozosa" o "gloriosa". O dicho con otras palabras, puestos a formar una cofradía, antes se nos ocurre comprar una "dolorosa" o un "crucificado" que a un "cristo resucitado-glorioso".

La fe cristina siempre ha tenido problemas para "vérselas" con el gozo y el placer del vivir. Por eso, la vida plena-eterna-gloriosa la hemos dejado para "la otra vida"; mientras tanto, nos toca estar en este "valle de lágrimas"... haciendo méritos...y si es posible...sufriendo (porque si no no tiene mérito).

Este esquema resulta nefasto; porque empezamos la casa por el tejado. Cristo no dijo sufre para encontrar la "gloria", sino que más bien nos invita a acoger su "dicha" y redimensonar nuestras cruces desde ella.

Por eso dice el texto de hoy que "si creemos tenemos ya la vida eterna". Cristo es la "llave", la "puerta" (diremos el domingo que viene), y a partir de ahí todo puede ser visto "de otro modo".

Si traemos el texto al hoy de nuestra vida, hoy podría ser un buen día para caer en la cuenta de que tan importante puede ser llegar a la eternidad como sentir que la eternidad llegue a ti. Dicho con otras palabras, tan importante es creer que nos espera un futuro de sentido pleno, como vivir cada día dando sentido pleno a lo que hacemos.

No sin ciertas “licencias” de traducción, la frase de Jesús “el que cree tiene ya la vida eterna” podría ser traducida por: “el que cree ha encontrado ya el sentido de su vida”.

Desde esta clave, independientemente de contemplar "paraísos pasados" o postular "paraísos futuros", la gran apuesta cristiana se vive en tiempo real; se trata de un "modo de vida", una manera de comer ("este es el pan que baja de cielo") que implica una manera de vivir ("para que el que coma de él no muera).

O dicho con otras palabras: "...¿cuándo te vimos hambriento...sediento....enfermo....desnudo; y contestó Jesús ...cada vez que lo hicisteis con uno de estos, los más pequeños, ...conmigo lo hicisteis" (Mateo 25, 31-45).



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