jueves, 5 de diciembre de 2019

EVANGELIO DEL JUEVES 5 DE DICIEMBRE. SEMANA 1 DEL TIEMPO DE ADVIENTO.


EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre aren Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»

Mateo 7, 24-27

COMENTARIO

El texto del evangelio de hoy cobra un sentido especial cuando identificamos su colocación en el contexto de la obra de Mateo. Una primera lectura del relato de hoy puede alentarnos por su sensatez y su sentido común; aunque a todos nos gusta ver un castillo en la arena, ciertamente ninguno viviríamos en su interior. Sólo una casa edificada sobre roca nos daría adecuadas garantías. 

Para Jesús, la roca de la que nos habla, está hecha de testimonio. Dicho en otras palabras: que nuestra visa esté edificada sobre roca significa que pongamos en práctica su mensaje. A eso parece referirse cuando dice  "el que escucha estas palabras mías y las pone en práctica"

Estas palabras suyas, las inmediatamente anteriores al texto de hoy, son las bienaventuranzas y las llamadas al perdón, la fidelidad, la honradez, la paz, la justicia... al fin y al cabo lo que tantas veces hemos denominado la regla de oro del cristianismo: "cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos, porque esta es la Ley y los profetas".

Por eso, si algo enseña este texto, es que el cristianismo no es un conjunto de verdades sólo para creer; se trata de un conjunto de verdades para vivir. La consecuencia de la fe es vivir, poner en práctica lo creído. Nuestra lectura de la biblia debe estar motivada sólo por el hecho de vivir bien y de facilitar la vida de todos los que nos rodean. 

De Dios aprendemos viviendo, e igual que de Él supimos por primera vez a raíz de un conflicto laboral (la esclavitud hebrea por parte de los egipcios), hoy sabremos de Él a  partir de los acontecimientos humanos especialmente conflictivos, puesto que ellos son las situaciones que requieren de una mayor cuidado y una mayor cohrencia de vida.

Una tarea evangelizadora que no tenga como origen y como final la vida cotidiana es un castillo en el aire. Y así nos pasa en ocasiones, que nuestra transmisión de la fe, al no acertar a conectarla con la vida, la convertimos más en flato de la voz que en palabra, más en imagen virtual que en realidad que mirar.

Por eso confesar la fe es algo más complicado que recitar el credo; más bien se trata de vivir adecuadamente, es ser feliz y felicitar a los demás. Esa es la clave de la casa edificada sobre roca.

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