domingo, 13 de enero de 2019

EVANGELIO DEL DOMINGO 13 DE ENERO.

EVANGELIO
En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:
–Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo:
–Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.

Lucas   3, 15-22
COMENTARIO

Cabe preguntarse ante este texto de hoy cuál es la razón por la que hay seres tan permeables a la experiencia de Dios tal y como lo fue Jesús, que reciben con tanta evidencia la confirmación divina de su misión histórica; Jesús de Nazaret sería un buen ejemplo de este acontecimiento: "Tu eres mi hijo amado, mi predilecto". 

Jesús actuaba conforme a su propio proceso de descubrimiento interior. Cuando él anunciaba que Dios había decidido tomar partido por los excluidos de su tiempo,  previamente él debió sentirse excluido pero profundamente amado por el Padre. Por tanto, Jesús anunciaba lo que vivía; por eso mismo, porque se consideraba "predilecto del Padre", toda su vida fue un anuncio de que nadie estaba dejado de la mano de Dios por mucho que la región judía institucional de su tiempo hubiera dividido el mundo entre hombres y mujeres benditos y malditos de dios.

Por eso es muy importante levantarse cada mañana con la convicción de una misión y de una ilusión.

El bautismo cristiano no es principalmente un rito, aunque tristemente lo hemos convertido en eso.  Igual que la maternidad no coincide con el momento del parto aunque este sea un momento original, el bautismo no es el momento en el que derraman agua sobre nuestra cabeza. 

El bautismo es una actitud permanente en la vida. Lo que da consistencia a ese acontecimiento es la percepción de que el evangelio de Jesús puede ser una referencia originante de nuestra manera de vivir. 

Somos hombres y mujeres bautizados si el evangelio de Jesús cada día sigue diciendo algo a nuestra manera de vivir. Como decíamos hace algunos años, este es un buen día para que nos preguntemos en que estado está el agua nuestra bautismo: sólida (hecha piedra inerte), líquida (capaz de darte vida) o gaseosa (evaporada de tu existencia cotidiana).


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