sábado, 10 de noviembre de 2018

EVANGELIO DEL SÁBADO 10 DE NOVIEMBRE. SEMANA 31 DEL TIEMPO ORDINARIO.

EVANGELIO
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»
Oyeron esto los fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él.
Jesús les dijo: «Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta.»


Lucas 16, 9-15

COMENTARIO

El evangelio de hoy  puede resultarnos extraño que provenga de la predicación de Jesús. Parece ser más propio de personas "pillas" que de hombres y mujeres "buenos".

Podríamos entretenernos un ratito pensando si estos son palabras textuales de Jesús o proyecciones literarias que San Lucas y su comunidad ponen en boca de Jesús atendiendo a lo vivido o recibido de él. No vamos a perdernos en esta cuestión tan de "crítica textual" (e interesante, por otra parte).

Para la comunidad de San Lucas no es que haya dinero justo e injusto, dinero bueno y dinero malo. No. El dinero es "de suyo" injusto. 

Esto no es dogma de fe, pero hemos de entender que para unas personas que están eclipsadas por la memoria de Jesús, cualquier otra cosa es absolutamente secundaria. 

La opción por Jesús de aquella gente era decidida y radical; podríamos compararla con la opción de todos aquellos de quienes decimos que lo abandonan todo por amor.

Aún así, la comunidad de San Lucas  viene a decir que "hay que ser realista". Del dinero, nadie puede prescindir, no porque estemos alienados por el, sino porque es un mecanismo necesario en este "juego organizado" que es el vivir.

Y ya que el dinero es necesario, hay que darle su justo valor y convertirlo en moneda responsable, porque "el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado";  y quizás también por eso sea signo de la buena gestión que uno hace de toda tu vida: "Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras?".

La crítica final que hace Jesús a los fariseos con este tema expresa, con determinación, la baja consideración que Jesús tenía de ellos. 

Porque lo trágico para Jesús es crear dos monedas; una con la que se le paga a Dios (la observancia de la Ley), y otra con la que se paga al ser humano (la arrogancia). 

Por eso, no se pueden utilizar dos monedas simultáneamente, como si se tratara de mundos separados, uno temporal, con sus leyes y códigos, y otro eterno ("no podéis servir a Dios y al dinero").



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