domingo, 2 de mayo de 2021

PARROQUIA DE LIÉTOR. EVANGELIO DEL DOMINGO 2 DE AGOSTO. SEMANA 18 DEL TIEMPO ORDINARIO

EVANGELIO
En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
–Maestro, ¿cuándo has venido aquí?
Jesús les contestó:
–Os lo aseguro: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros.
Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura, dando vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios.
Ellos le preguntaron:
–¿Cómo podremos ocuparnos en los trabajos que Dios quiere?
Respondió Jesús:
–Este es el trabajo que Dios quiere: que creáis en el que él ha enviado.
Ellos le replicaron:
–¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: «Les dio a comer pan del cielo».
Jesús les replicó:
–Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.
Entonces le dijeron:
–Señor, danos siempre de ese pan.
Jesús les contestó:
–Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí no pasará nunca sed.
Juan  6, 24-35

COMENTARIO

Continuamos con el capítulo 6 de San Juan. Y vemos cómo mas que del milagro de los panes y de los peces, el relato va más en la línea de un debate sobre la calidad del pan.

Las palabras de Jesús suponen una triple provocación. En primer lugar, Jesús pregunta a quien le escucha, ¿qué os interesa de mí?. En segundo lugar, Jesús se coloca por encima del "todopoderoso" Moisés. En tercer lugar, Jesús revela que ni "maná" ni "cinco" panecillos de cebada; el Pan es Él.

El relato hoy, bíblicamente hablando, se interrumpe ahí, aunque el drama continuará el próximo domingo.

Cuando traemos el texto al hoy de nuestra vida, la provocación sigue siendo atrayente. A todos nos mueve el interés. Sin interés no haríamos nada.

En este sentido el evangelio nos interroga sobre el interés que provoca en nosotros la religión. ¿Por qué nos resulta interesante la persona de Jesús? Si en tiempos de Jesús la "hartura" de pan no era razón suficiente para seguirle, hoy tampoco lo sería el miedo, la superstición, la tradición... La memoria de Jesús ha de despertar otros "valores" en sus seguidores. De lo contrario estaríamos ante formas "insanas" de expresión religiosa.

"No pasar hambre" y "no pasar sed", simbólicamente hablando, son las dos grandes promesas de Jesús; es curioso este "interés saciante" que propone Jesús y que contrasta con la mezquindad de muchas de nuestras propuestas de "ayuno", religiosamente hablando.

Jesús propone al ser humano que se "llene" o que "se deje llenar". Una propuesta religiosa que no "llena" esta abocada al más rotundo fracaso, además de ser expresión enfermiza de una religión delirante.

¿De qué llena mi vida la experiencia religiosa del Dios de Jesús? -esta es una pregunta que alguna(s) vez(es) en la vida hemos de hacernos. Si la religión me llena de prejuicios, sinsabores, quejas..., es mejor dejarla porque de ahí a la indigestión existencial hay un paso.

Ahora bien, si la religión me llena de paz, perdón, serenidad, buen humor, anhelo de justicia....está claro que me está llenando de una soñada humanidad por la que merece mucho la pena"interesarse".

"Señor... danos de ese Pan"...¿de verdad?.

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