sábado, 5 de agosto de 2023

PARROQUIAS DE ALCADOZO Y LIÉTOR. EVANGELIO DEL SÁBADO 5 DE AGOSTO. SEMANA 17 DEL TIEMPO ORDINARIO


EVANGELIO
En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús, y dijo a sus ayudantes: «Ese es Juan Bautista que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él.»
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: «Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista.»
El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús. 

Mateo  14, 1-12

COMENTARIO

En Pozohondo, el himno a su Patrón San Juan, dice así:

“Por una danza sensual 
que Salomé bailó,
Herodes la cabeza 
en bandeja le entregó”

A los hombres y mujeres del siglo XXI conscientes de la complejidad de la realidad, lo primero que se nos viene a la cabeza es que la causa de aquella decapitación debió tener unos antecedentes y otras causas más enrevesadas; porque, ¿una simple danza pudo llevar a tal atrocidad? 

Es cierto que el “oficio” de auténtico profeta en Israel era altamente peligroso y comprometido con el poder. Pero parece cierto e histórico que la “chispa” que hizo saltar por los aires la vida del Bautista fue una simple “danza sensual”.

Cuando traemos el texto al hoy de nuestra vida creo que debe ponernos sobre aviso de lo determinante que son nuestras actitudes cotidianas. Está claro que en nuestras anónimas manos no está el destino de la humanidad, pero sí que pueden llegar a ser “chispas que prenden un cañaveral” como dijo el sabio (cfr. Sabiduría 3, 7)

Hoy hay muchas “danzas de los sentidos” que provocan no pocas turbulencias de sentimientos en nuestro pequeño mundo… pongamos algunos ejemplos:

La danza del “tiro la piedra y escondo la mano” : se trata de un movimiento rápido, incisivo, selectivo…hiere pillando al otro despistado y para cuando uno quiere defenderse el atacante ya está a salvo. Es propio de individuos cobardes y de colectivos podridos con poco futuro, aunque el rendimiento “a corto”, como dirían los economistas, no es desestimable.

La danza del “mírame y no me toques”: se trata de un movimiento muy estilizado. El que pide “ser mirado” reclama atención, liderazgo (o discipulado, como se dice ahora)…pero… no me toques porque la liamos. Quienes así danzan a nadie pueden tener a su alrededor, porque la alargada sombra del otro, convierte convierte a los "mirados" en vampiros a plena luz del día. 

La danza del “en boca cerrada no entran moscas”: se trata de una danza boba, muy boba… pero eficaz. El “paso principal” es no abrir la boca. Suele acompañarse de mirada atolondrada e inerte. El paso secundario es altamente complejo: se trata de estar en todos lados pero sin moverse, cuál testigo mudo de todo, a mitad de camino entre el tonto útil o el útil pillo.

¿Veis? Tres danzas sensuales de hoy y de siempre, cómplices de sentimientos hirientes; tres movimientos cotidianos, a simple vista de escaso recorrido, pero con la fuerza suficiente de arrasar ilusiones y motivaciones.


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