viernes, 2 de marzo de 2018

VIERNES DE LA SEMANA 3ª DEL TIEMPO ORDINARIO. EL EVANGELIO DEL 2 DE MARZO



EVANGELIO
“En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: Tendrán respeto a mi hijo. Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia. Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?
Le contestaron: Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos. Y Jesús les dice: ¿No habéis leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos. Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque buscaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta”.

Mateo   21, 33-43

COMENTARIO


En el evangelio de hoy, Jesús, utilizando recursos literarios judíos, cuento su propia historia a quienes se van a convertir en jueces de su destino.

Él es el hijo menor, heredero de la esperanza del pueblo judío. Los fariseos y los ancianos son los labradores que lo eliminan para quedarse con la herencia.

Es paradójico el miedo que suscitó Jesús a los dominadores de su tiempo. En su mano estaba eliminarlo... y lo hicieron. Pero sabían que había algo incontrolado en este hombre que no se resolvía con la muerte. 

El propio Jesus también debía imaginario, de ahí la advertencia del evangelio de hoy; vino a decirles a los fariseos: "me eliminaréis, pero a vosotros se os quitará vuestro poder".

La fuerza de Jesús fue precisamente su debilidad. ante la ofensa, perdón; ante la violencia, la otra mejilla; ante el orgullo, humildad; ante la fuerza, ternura.

Cuando traemos el texto al hoy de nuestra vida, el evangelio es una llamada a rescatar el valor que nace de la fragilidad. Una sociedad acostumbrada a pensar que la última palabra será siempre un grito, tiene mucho que aprender de un ser humano que hizo de la silente escucha la mejor estrategia para convivir.

PD. El santo de hoy, humilde él, paree que escuchó incluso el grito de las piedras. Para escucharlo, aquí.



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