En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?» Jesús les replicó: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan.»
Lucas 5, 27-32
COMENTARIO
Y cómo os decía antes de ayer,
la cuaresma ya puede acabar hoy. Bastan cuatro días para saber de qué va esta
historia.
Y
la historia va de que, en cuaresma, más que de convertirse el ser humano a
Dios, se trata de que Dios ha decidido convertirse, él, al pecador (léase bien,
he dicho convertirse él al pecador, no en pecador.
Pero en cualquier caso, esto es un "escándalo" para los judíos.
Mirad
que palabras atribuyen los libros del Antiguo Testamento a los pecadores
e impíos:
- Salmo 1: "Por eso, no
resistirán en el Juicio los impíos, ni los pecadores en la comunidad
de los justos"
- Profetas Isaías, cap. 13:
"He aquí que el Día de Yahveh viene implacable con el ardor
de su ira para exterminar de la tierra a los pecadores".
- Profeta Amós, cap. 9:
"He aquí que los ojos de Dios están sobre el pecador; voy
a exterminarlo de la faz de la tierra".
Mirad lo que dice el Evangelio de
hoy:
- ¿Cómo es que comes y bebes
con ellos? -preguntan a Jesús y a sus discípulos-
- No necesitan de médico los
sanos, sino los enfermos.
- He venido a llamar a los
pecadores...
O
dicho con otras palabras, Jesús ha cambiado (convertido) el carácter de la
mirada de Dios y de exterminar al pecador, lo quiere salvar.
El
convertido es el Dios al que anuncia Jesús. En esta historia de vaciamiento que
es la cuaresma, Jesús ha decido "vaciarse" de sí mismo para llenar de
sentido al pecador.
Cuaresma
no es un tiempo de ayunos y abstinencias (lo siento por quienes pensaban
adelgazar unos kilillos estos días); los testimonios bíblicos nos presentan a
un Dios atípico que ha decidido vaciarse de sus atributos de siempre para
recorrer un camino con aquellos que, bien por equivocación, bien por ceguera,
bien por imposibilidad, han perdido la armonía interior.
Cuando traemos el texto al hoy de
nuestra vida caemos en la cuenta de que el juego cuaresmal es vaciar para
llenarte; cosa por otra parte bastante inteligente si observamos la realidad
cotidiana: hacemos limpieza de armario, reciclamos, liberamos memoria del
móvil...; hoy somos todos muy cuaresmales aunque no nos demos cuenta.
La cuestión es de qué te vuelves a
llenar de nuevo. La tentación de volver siempre a lo mismo está a la vuelta de
la esquina, y Diógenes, el del síndrome, amenaza con colonizar permanentemente
nuestro interior hasta aburrirnos. Pero... de tentaciones... hablaremos mañana.
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