miércoles, 7 de febrero de 2018

MIÉRCOLES DE LA SEMANA 5ª DEL TIEMPO ORDINARIO. EL EVANGELIO DEL 7 DE FEBRERO



EVANGELIO
En aquel tiempo, llamó. Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.» Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo: «¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.» Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»

Marcos  7, 14-23

COMENTARIO

Toda sociedad necesita crear marcos de convivencia reguladores de la convivencia. La polémica puro-impuro en el evangelio de hoy es expresión del marco de convivencia de un judío del siglo I. La palabra "pureza", en tiempos de Jesús, era reveladora de una "estructura social". 

Hablar de pureza en nuestra sociedad puede resultar un discurso inútil, dado que tiene significaciones que van de lo conveniente a lo delirante. No vamos a gastar tiempo en eso.

Nuestro contexto cultural no entiende de "purezas" pero sí que entiende de "corrupciones". Un buen ejercicio de atención (para fortalecer la memoria) podría consistir en ver el telediario e intentar poner a un lado de la pantalla los corruptos que salen ese día, y al otro lado los no-corruptos. Es un código "actual".

En cualquier caso, en el siglo I o en el XXI, se trata de esta constante humana consistente en la necesidad que tiene la persona de "etiquetar" (juzgar) la realidad y defenderse del "otro", apropiándose de una verdad que se creer tener en exclusiva. 

Si algo hizo Jesús fue decir que lo de las etiquetas no va con el Dios que el predica. Su Padre es el gran des-etiquetador, y cuánto más nos dediquemos los humanos a  ponerle etiquetas a los demás ( tu sí-tu no), más lejos estaremos del corazón de Padre y Madre que Jesús veía en Dios.

Paradójicamente, para Jesús, corruptas (es decir, impuras), son aquellas personas que más allá de sus actos externos, tienen un corazón engreído; un corazón creído de ser juez de todo y misericordiante de nada.

PD: Disculpad la ausencia de estos días, pero hablando de corrupciones, así ha estado mi cuerpo unos cuantos días, motivado por los virus de la gripe.  Gracias por vuestros recuerdos.



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