En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
Marcos 3, 7-12
COMENTARIO
En algún que otro
lugar hemos hablado de la geo-estrategia de
Jesús. Este texto es expresivo de esta opción evangelizadora de la primera
comunidad.
Las ciudades que nos presenta Marcos son lugares judíos y paganos
indistintamente. Un judío normal, sin embargo, no transitaría por ciudades
paganas. Y es que para Jesús no hay judío ni pagano; hay sólo personas. Y si
además son personas que sufren con más razón todavía, porque el dolor no tiene
ideología ni religión.
Hace
unos años se puso de moda en determinados círculos eclesiales
la palabra "neo-paganismo". Con ella se designaba todas aquellas
prácticas vitales de todo tipo contrarias al cristianismo. Ciertamente no
fue un concepto feliz, porque, sin querer, volvíamos a establecer fronteras. En
este caso, la "paganía" no venía determinada por la tierra sino
por las maneras de pensar.
Las
"etiquetas" son malas herramientas tanto en las relaciones personales
como en los análisis de la realidad. Hoy se lleva mucho lo
"trans"; ser "transversal" es la herramienta que facilita
los diálogos y los encuentros.
En
la acción evangelizadora de hoy deberíamos aprender a ser
"transversales" y no marcar tanto la diferencia entre lo
divino y lo humano, el pecado y la gracia, los de "dentro" y los
de "fuera"....
Jesús,
y el movimiento que él inició, rompió fronteras hasta ese momento
inquebrantables. Sería bueno, en tiempos de misión diocesana, detectar los
"purismos" de nuestra religión católica que en no pocas ocasiones
dificultan el encuentro con la cultura de nuestra época.
No deberíamos
olvidar la páginas de la Biblia en las que Jesús parece encontrarse
mejor en tierra pagana, que en su propia patria. Pero de eso… ya hablaremos
otro día.
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