jueves, 18 de enero de 2018

JUEVES DE LA SEMANA 2ª DEL TIEMPO ORDINARIO. EL EVANGELIO DEL 18 DE ENERO.



EVANGELIO

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

Marcos 3, 7-12
COMENTARIO


En algún que otro lugar hemos hablado de la geo-estrategia de Jesús. Este texto es expresivo de esta opción evangelizadora de la primera comunidad. 

Las ciudades que nos presenta Marcos son lugares judíos y paganos indistintamente. Un judío normal, sin embargo, no transitaría por ciudades paganas. Y es que para Jesús no hay judío ni pagano; hay sólo personas. Y si además son personas que sufren con más razón todavía, porque el dolor no tiene ideología ni religión.


Hace unos años se puso de moda en determinados círculos eclesiales la palabra "neo-paganismo". Con ella se designaba todas aquellas prácticas vitales de todo tipo contrarias al cristianismo. Ciertamente no fue un concepto feliz, porque, sin querer, volvíamos a establecer fronteras. En este caso, la "paganía" no venía determinada por la tierra sino por las maneras de pensar.

Las "etiquetas" son malas herramientas tanto en las relaciones personales como en los análisis de la realidad. Hoy se lleva mucho lo "trans"; ser "transversal" es la herramienta que facilita los diálogos y los encuentros. 

En la acción evangelizadora de hoy deberíamos aprender a ser "transversales" y no marcar tanto la diferencia entre  lo divino y lo humano, el pecado y la gracia, los de "dentro" y los de "fuera"....

Jesús, y el movimiento que él inició,  rompió fronteras hasta ese momento inquebrantables. Sería bueno, en tiempos de misión diocesana, detectar los "purismos" de nuestra religión católica que en no pocas ocasiones dificultan el encuentro con la cultura de nuestra época. 

No deberíamos olvidar la páginas de la Biblia en las que Jesús parece encontrarse mejor en tierra pagana, que en su propia patria. Pero de eso… ya hablaremos otro día.

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