En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»
Lucas 21, 12-19
COMENTARIO
Aunque resulta complejo
encajar este estilo literario, ya sabemos que es una forma extrema de contar
los problemas con los que tuvo que lidiar el primer cristianismo.
Ciertamente aquella primitiva comunidad, tan pegada a la vida de Jesús, debió
sentir la violencia romana y judía.
Como extranjeros en su tierra y extraños ante su propia familia,
el sentimiento de frustración y de miedo debió invadirles en más de una
ocasión. Alguno que otro pensaría si quizás se habrían equivocado en la opción
realizada por el proyecto de Jesús. En dicho contexto hay que encajar estas
palabras de hoy.
Pero la respuesta de aquella primitiva comunidad era clara. Ellos
tenían conciencia de no haber hecho mal a nadie, por eso, sus actos son su
defensa; su vida, el mejor testimonio. En esos momentos, como en tantos otros
en los que nos encontramos en la vida, las palabras se confunden con la vida ("yo
os daré palabras").
Por otra parte, la buena conciencia, el sentimiento de hacer lo
que tenemos que hacer, cuando hay que que hacerlo y donde hay que hacerlo,
quizás sea la mejor manera de garantizar la verdad de tu vida, más allá de las
equivocaciones o de los riesgos ("vuestra perseverancia....os
salvará")
Me viene a la cabeza hoy una bonita frase de Eduardo Galeano en su Libro de los Abrazos: "nosotros somos las palabras
que cuentan lo que somos".
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