domingo, 19 de noviembre de 2017

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO. EL EVANGELIO DEL 19 DE NOVIEMBRE


EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
- «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
"Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." 
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
"Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos."
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: 
"Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo."
El señor le respondió:
"Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes. »

Mateo 25, 14-30


COMENTARIO

En esta parábola, por otra parte muy motivante para los enamorados del capitalismo neoliberal, siempre he pensado que se me escapa algo; de ahí que nunca me haya atrevido a comentarla en este espacio virtual.

Lo que más me desconcierta de la parábola es el "personaje invisible". Efectivamente, yo considero que hay un personaje invisible que no sale en la escena pero que es una posibilidad en la lógica del relato. ¿De quién se trata?...pues del empleado que "pierde".  Es verdad que en la parábola no aparece, pero debe estar porque es una posibilidad "muy posible".

Cabe que venga un personaje que, o bien no le salió la inversión o bien la compartió con otros que lo necesitaban. Tengo para mí que la respuesta de Jesús hubiera sido algo así como "no te preocupes... lo intentaste", o quizás en el segundo de los casos, "no te preocupes.... quizás algún día dé fruto".

Si es cierto esto, el final de la parábola es comprensible. Como en el caso de las doncellas durmientes, vendría a plantear Jesús que los "donceles miedosos" tampoco van a ninguna parte. 

Hablaría la parábola, no del dinero, si no de la vida; y querría transmitir que el miedo, el conformismo, el inmovilismo, el pesimismo, la pereza, el cerrar los ojos a la realidad, el pensar que las cosas se resuelven solas y que no hay dios que las cambie.... toda esa red de antivalores... le quitan a la vida su encanto. 

Yo creo que ni siquiera la parábola habla de los "talentos" o capacidades personales..... ¡estamos gente también muy escasa en eso!

Se trata de la vida, la vida entendida como "hecho dado" o "regalado", según se mire. Decía un tal Heidegger, que el ser humano es un "ser arrojado al mundo". Bueno pues... incluso a los "arrojados", Jesús les diría aprovecha que estás allí, no permitas que pase un instante sin sacarle el mayor de los "posibles". 

La vitalidad es directamente proporcional a tu capacidad para "recorrer" tu vida y "encargarte" de ella. Allá donde uno se para y dice "no sigo", cuál talento enterrado, allí la vida deja de ser vital y se convierte en "fatal".

Por eso "al que tiene se le dará....", es decir, "el que decide vivir...vivirá".

Para otro día dejamos el problema de "conservar" lo que tenemos "por miedo a perderlo; y ahí nos sale una veta eclesiológica muy interesante.

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