miércoles, 8 de febrero de 2017

MIÉRCOLES DE LA SEMANA V DEL TIEMPO ORDINARIO. EL EVANGELIO DEL 8 DE FEBRERO



EVANGELIO
En aquel tiempo, llamó. Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.» Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo: «¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.» Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»

Marcos  7, 14-23

COMENTARIO

Alguien ha dicho en alguna ocasión que en las cosas fundamentales de la vida el ser humano ha cambiado poco, o dicho con otras palabras: el avión, al fin y al cabo, tiene forma de flecha.

Toda sociedad necesita crear marcos de convivencia; y eso tienen los "marcos", que separan lo interior del exterior. Si te sales del "marco" ya no formas parte de la obra de arte. Digo esto porque la polémica puro-impuro que aparece en el evangelio de hoy no es más que una manifestación de esas necesidad que tiene el ser humano de hacer del mundo un lugar de buenos y malos. 

La palabra "pureza", en tiempos de Jesús, era reveladora de una "estructura social"; estructura social por cierto que Jesús se encargó de dinamitar. Hoy, la misma palabra "pureza", es litúrgicamente ininteligible para muchas personas y socialmente sospechosa para quien presume de ella, porque todo el mundo tenemos algo por lo que callar.

Además, culturalmente hemos aceptado otro "marco" más moderno; efectivamente hoy nadie habla de pureza-impureza pero sí que hablamos de personas tóxicas, amistades tóxicas, productos financieros tóxicos y entornos de vida tóxicos. En el fondo (como ocurre con la flecha y el avión), es el mismo esquema con distintas palabras, pero queda más molón decir tóxico que impuro.

Se trata de esta constante humana consistente en la necesidad que tiene la persona de "etiquetar" (juzgar) la realidad y defenderse del "otro", apropiándose de una verdad que se creer tener en exclusiva. 

Si algo hizo Jesús fue decir que lo de las etiquetas no va con el Dios que el predica. Su Padre es el gran des-etiquetador, y cuánto más nos dediquemos los humanos a  ponerle etiquetas a los demás ( tu sí-tu no), más lejos estaremos del corazón de Padre y Madre que Jesús veía en Dios.

Paradójicamente, para Jesís, tóxicas (es decir, impuras), son aquellas personas que más allá de sus actos externos, tiene un corazón engreído; un corazón creído de ser juez de todo y misericordiante de nada.


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