sábado, 3 de septiembre de 2016

SÁBADO DE LA XXII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO. EL EVANGELIO DEL 3 DE SEPTIEMBRE


EVANGELIO
Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano.
Unos fariseos les preguntaron:
-«¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?»
Jesús les replicó:
-« ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre?
Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros.»
Y añadió:
-«El Hijo del hombre es señor del sábado.»
Lucas   6, 1-5

COMENTARIO

El gran problema con el que se encuentra Jesús en su época es que los responsables religiosos del momento estaban sometiendo al judaísmo a una deformación muy notable

No me da tiempo a consultar con rigor, pero creo que el mandato del Decálogo sobre el descanso sabático (Ex 20, 8-11; Dt 5, 12-15) no prohíbe arrancar espigas para comer. Sin embargo, los gobernantes del momento “deforman” de tal modo el “ideal de vida judío” que la convierten en poco menos que imposible. La Ley Judía, que bien interpretada sólo tenía el sentido de hacer feliz al ser humano –de ahí la importancia del descanso-, se convierte, manipulándola, en un inconveniente ya no para la felicidad sino para la propia supervivencia.

Jesús se pone en su sitio y defiende la Ley (con mayúsculas), pero se distancia de la ley (con minúsculas) manipulada que pretendía hacer valer el fariseísmo del momento. Ellos sólo pretendían tener a la población sometido a un manto religioso presuntamente divino. Pero no cuela.

Por eso Jesús se nos revela como el hombre libre y con mucho sentido común que ha descubierto la Ley autentica (con mayúscula) y desenmascara los caprichos opresores y alienantes del momento. Para Jesús la única Ley es la vida y la felicidad del ser humano (el sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el sábado).

Como siempre, el gran riesgo de estos textos es su interpretación y aplicación al momento actual. Desde luego, gente mediocre que mira por su interés y su “estrellato” y que esté dispuesta a manipular la vida en provecho propio, la hubo y la habrá siempre (son los fariseos del momento); su misión no es otra más que manipular para ganar. En el fondo estos fariseos de hoy y de siempre se convierten en mercenarios de la nada porque a la larga no ganan nada más que apariencia exterior.

Tener la valentía de Jesús y desenmascararlos sale caro: de hecho ése el precio de la cruz. Toca optar por callar o levantar la voz. Y ahí cada uno tendrá que medir sus fuerzas. Reconozco que, en ocasiones, cansa. En cualquier caso las personas que ejercemos algún liderazgo, por minúsculo que sea, en razón de nuestro servicio religioso, político, ciudadano… si que tendríamos que caer en la cuenta de que la honradez, la sinceridad, la lealtad, la coherencia  de vida… son la única base posible para una religión con “fuste” que pretenda ser creíble. 

De lo contrario reproduciremos el mismo tono vital que los fariseos de hace veinte siglos y nos ganaremos, con razón, ser los protagonistas del conocido dicho que reza así: los mismos perros, con distintos collares.


PD: Desde aquí puedes acceder al comentario de otros años en relación con el evangelio de hoy.

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