EVANGELIO
Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano.
Unos fariseos les preguntaron:
-«¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?»
Jesús les replicó:
-« ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre?
Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros.»
Y añadió:
-«El Hijo del hombre es señor del sábado.»
Unos fariseos les preguntaron:
-«¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?»
Jesús les replicó:
-« ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre?
Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros.»
Y añadió:
-«El Hijo del hombre es señor del sábado.»
Lucas 6, 1-5
El gran problema con el que se encuentra Jesús
en su época es que los responsables religiosos del momento estaban
sometiendo al judaísmo a una deformación muy notable.
No me da tiempo a consultar con rigor, pero
creo que el mandato del Decálogo sobre el descanso sabático (Ex
20, 8-11; Dt 5, 12-15) no prohíbe arrancar espigas para comer. Sin
embargo, los gobernantes del momento “deforman” de tal modo el “ideal
de vida judío” que la convierten en poco menos que imposible.
La Ley Judía, que bien interpretada sólo tenía el sentido de hacer feliz al ser
humano –de ahí la importancia del descanso-, se convierte, manipulándola, en un
inconveniente ya no para la felicidad sino para la propia supervivencia.
Jesús se pone en su
sitio y defiende la Ley (con mayúsculas), pero se distancia de la ley (con
minúsculas) manipulada que pretendía hacer valer el fariseísmo del momento. Ellos
sólo pretendían tener a la población sometido a un manto religioso
presuntamente divino. Pero no cuela.
Por eso Jesús se nos revela como el hombre
libre y con mucho sentido común que ha descubierto la Ley autentica (con
mayúscula) y desenmascara los caprichos opresores y alienantes del
momento. Para Jesús la única Ley es la vida y la felicidad del ser
humano (el sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el sábado).
Como siempre, el gran riesgo de estos textos es
su interpretación y aplicación al momento actual. Desde luego, gente
mediocre que mira por su interés y su “estrellato” y que esté dispuesta a
manipular la vida en provecho propio, la hubo y la habrá siempre (son
los fariseos del momento); su misión no es otra más que manipular para ganar.
En el fondo estos fariseos de hoy y de siempre se convierten en mercenarios de
la nada porque a la larga no ganan nada más que apariencia exterior.
Tener la valentía de Jesús y desenmascararlos
sale caro: de hecho ése el precio de la cruz. Toca optar por callar o levantar
la voz. Y ahí cada uno tendrá que medir sus
fuerzas. Reconozco que, en ocasiones, cansa. En cualquier caso las personas que
ejercemos algún liderazgo, por minúsculo que sea, en razón de nuestro servicio
religioso, político, ciudadano… si que tendríamos que caer en la cuenta
de que la honradez, la sinceridad, la lealtad, la coherencia de
vida… son la única base posible para una religión con “fuste” que pretenda ser
creíble.
De lo contrario reproduciremos el mismo tono
vital que los fariseos de hace veinte siglos y nos ganaremos, con razón, ser
los protagonistas del conocido dicho que reza así: los mismos perros,
con distintos collares.
PD: Desde aquí puedes acceder al comentario de
otros años en relación con el evangelio de hoy.
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