jueves, 7 de julio de 2016

JUEVES DE LA XIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO. EL EVANGELIO DEL 7 DE JULIO


EVANGELIO
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «ld y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.»
Mateo  10, 7-15


COMENTARIO
Hemos comentado textos parecidos y la tónica de los comentarios que he ofrecido han insistido siempre en la necesidad de "cuidar los medios", o las "mediaciones evangelizadoras".

Efectivamente, como "el fin no justifica los medios", tendremos que poner mucho interés en "detectar la pertinencia o in-pertinencia de los medios". De ahí que el evangelista ponga mucha insistencia en esto de no llevar oro, ni plata, ni provisiones, ni ropa de repuesto, ni sandalias, ni bastón...Es decir, que tus medios "den credibilidad" a tus fines. 

Si quieres transmitir que Dios es "tierno" no trates a la gente a puntapiés. Si quieres anunciar a un Dios humilde, no seas pre-potente o post-potente (dependiendo de tus valentías). Si quieres anunciar a un Dios que es comunidad, no te conviertas en "cuasi-idolo que reclama exclusividad"...bueno podríamos seguir....pero el mensaje es claro.

"...Gratis habéis recibido este poder: dadlo gratis". En una sociedad tan mercantilizada como la nuestra, lo de la gratuidad lo relacionamos con el dinero. En este sentido el texto iría dirigido exclusivamente a los curas que casi somos los únicos, junto con los profesores de religión, que cobramos por nuestra "dimensión evangelizadora".

No digo yo que no debamos interpretarlo por ahí, pero me da la sensación de que lo de la gratuidad va también relacionando con el "los distintos precios" que ponemos a "nuestros servicios": fama, reconocimiento, distinción, consideración..., al fin y al cabo la "puñetera" enfermedad caracterizada por la "inflamación del ego" y cuya mayor síntoma es el "con-migo o contra-mi".

Llama la atención lo relativo a las “sandalias” y al “bastón”. Es relativamente “comprensible” que dada la austeridad del evangelizador, Jesús sugiera no llevar “dos túnicas” (“ya adquirirás otra cuando se te rompa la que llevas” –imagino que pensaría). 

Ahora bien “no llevar sandalias” por aquellos pedregales de Dios parece un poco exagerado. ¿Y el bastón? Al fin y al cabo, un sencillo palo de los que te encuentras por el camino podrían valer como “punto de apoyo”. Pues no, “ni bastón”.

Evidentemente se trata de un “código cultural” que si no lo “des-codificamos” puede quedar reducido a una cuestión de pura “austeridad de carácter estético” y poco más. En el “código cultural judío”, las sandalias, y por tanto el hecho de “ir calzado” era signo de poder. El bastón era un instrumento de defensa. 

El judío “piadoso”, cuando se ponía ante Dios, debía “quietarse las sandalias” y “dejar el bastón” fuera del templo o la sinagoga. Ante Dios, debía estar des-armado y sin poder. “Sólo Dios basta”, como más tarde diría la “santa” de modo este año.

Y esto es lo “sorprendente”, Jesús sugiere la “misma actitud ante la “proclamación del Reino” que ante la presencia de Dios. Si estiramos el argumento podríamos concluir, creo, afirmando que el mismo respeto que has de tener ante Dios, lo has de tener ante el ser humano que se cruza en tu camino y al que “le propones la propuesta de vida de Jesús”. ¡Alucinante!





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