viernes, 29 de abril de 2016

VIERNES DE LA V SEMANA DE PASCUA. EL EVANGELIO DEL 29 DE ABRIL



EVANGELIO
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
–Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.

Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido; y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.
Juan   15, 9-17

COMENTARIO

“Permanecer”, no se lleva mucho. Siempre me ha resultado curioso la presencia de este infinitivo al lado del anhelo y deseo del amor. “Permanecer” en el amor de Dios, como si sólo fuera posible “sentir” su presencia “permaneciendo”, como si el éxtasis momentáneo nos estuviera prohibido. Hay un teólogo bastante recomendable que en una ocasión afirmó que “sólo el amor es digno de fe”, por eso Dios es amor.

Cuántas afirmaciones hemos hecho sobre Dios, cuánto diálogo conceptual hemos intentado con tantas corrientes de opinión…. Todo, para que al final quede reducido a “permanecer en su amor”.

Yo no se si “el Jesús” de San Juan sabía lo que decía (perdónenme la irreverencia) pero es que, éxtasis no.. pero vértigo me da un poco. Parce ser que Dios “sólo sabe amar”, o dicho con otras palabras, “Dios no puede no amar”; de ahí que Jesús dijera eso tan contracultura del “amor al enemigo”…Y es verdad. Ante Dios, sólo podemos estar “permaneciendo en su amor”.

Da la sensación que este Dios del amor es “poco trascendente”, o in-trascendente. De hecho, preferimos mirar hacia arriba (trascendencia) para realizar nuestra plegaria de cada día porque “no nos acabamos de creer” que la mirada al hermano es la mejor manera, la única manera, de orar de verdad”.

Sólo en las responsabilidad ante el hermano (“amaos unos a otros”) hacemos verdad en nuestra vida el amor de Dios a nosotros (“como yo os he amado”).





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu opinión.