jueves, 21 de enero de 2016

JUEVES DE LA SEMANA II DEL TIEMPO ORDINARIO. EL EVANGELIO DEL 21 DE ENERO


EVANGELIO
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: «Tú eres el Hijo de Dios.»
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
Marcos   3, 7-12
COMENTARIO


Da la sensación de que el evangelista San Marcos no se corta un pelo a la hora de presentarnos la figura de Jesús. Desde las primeras páginas de su evangelio quiere dejar claro quiénes se sitúan al lado de Jesús y quienes en frente. Los textos de ayer y de hoy lo ejemplifican de un modo notable. Frente a Jesús, la “casta” religiosa del momento (fariseos, saduceos, sacerdotes…); al lado de Jesús, los enfermos -judíos y no judíos- y los “poseídos” o des-nortados.



Los que se sitúan frente a Jesús acuden a su presencia para observarle, acecharle y juzgarle por sus doctrinas y prácticas. Los que se sitúan a su lado acuden para obtener una respuesta largamente esperada. Jesús creaba en torno a sí antipatías y simpatías. 



Hasta aquí todo es normal, e incluso podríamos afirmar que en la actualidad pasa lo mismo. Caerle bien a todo el mundo (el jijiji-jajaja como estilo de vida cristiano) hace que cada vez se nos vea más el plumero convirtiendo la religión, en este sentido, en un sentimiento tan acomodaticio a la sociedad como estéril e inútil. La evangelización y la transmisión de la fe exige que seamos capaces de encajar una tensión realista con la sociedad en la que vivimos.



Ahora bien, lo que despierta no pocas sospechas en Jesús es a qué tipo de personas Jesús caía simpático y a quién caía antipático. Lo lógico sería pensar que, si Jesús sale de círculos judíos (y por tantos religiosos), encontrara su apoyo en los “los hombres de religión” de su tiempo; a lo sumo, en caso de conflicto, que los “trapos sucios se lavaran en casa”, pero que de cara a los círculos exteriores no hubiera ningún tipo de enfrentamiento. Por el contrario, Jesús debía tener en frente a los no-judíos y a quienes el judaísmo había excluido por su sistema de “pureza”.

Lo que ocurre es que no es así, y esto es, por tanto, lo revelador de Jesús: que se pasa al bando enemigo. Pone a caldo a la institucionalidad judía y hace corro con los que “la institucionalidad” había excluido. 

Llegados a este punto, debería dejar de escribir porque la aplicación al momento actual me llevaría a decir que, en el fondo, a las religiones de todos los tiempos -también a la nuestra- es posible que les pase lo mismo, y que , por tanto, sientan la necesidad de “petrificarse” o protegerse, viviendo en el delirio de que su verdad (la proclamada por unos cuantos hombres de religión) permite  situar al margen a otros cuantos a quienes no consiguen encajar en sus dogmas (en sus “moldes” del creer). ¡Ay, sin querer lo he dicho!. Bueno, ya puestos, sigo.

De ahí que la vitalidad de una religión se encuentre, a mi juicio, no en si somos más o menos (dato interesante pero equívoco por nuestra capacidad para convertirnos en “jijijis”-“jajajas”), sino en nuestra capacidad para ser críticos ante nuestros propios mecanismos anacrónicos de exclusión que han quedado caducos pero que seguimos manteniendo y, por otra parte, en nuestra capacidad para “integrar” en nuestro sistema todo aquello que en otro tiempo hemos calificado como erróneo (sin serlo).

Todo esto, para que sea eficaz, requiere de un proceso lento y en ocasiones “escondido”. De ahí que Jesús ordene silencio sobre su ministerio al final del evangelio de hoy. En el fondo, servir de fermento del auténtico cambio, es una forma de cumplir la tarea de ser levadura minúscula, oculta y, al final, un poquito anónima.



PD: En otro momento ya hemos advertido de la importancia de la "geografía" a la hora de la presentación de la persona de Jesús. Hoy es una muestra de ello. En el puntito puedes encontrar un buen comentario

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