En aquel tiempo, al ver Jesús el gentio, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
–«Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»
–«Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»
Mateo 5, 1-12
COMENTARIO
El día primero de noviembre, de suyo un día ya incómodo
porque suele coincidir con la llegada del
frío de verdad, últimamente se me
vuelve más insoportable por esta estéril lucha entre el dichoso “haloween” y la
“tradicional visión cristiana de la santidad y de la muerte”, dos fiestas que
están juntas (Todos los Santos, hoy, y Fieles Difuntos mañana) pero a las que,
de verdad, no les veo mucha conexión. Bueno, en fin… un lío. Debe de ser de las
pocas influencias yanquis que nos molestan, porque desde la Coca Cola hasta el
McDonald's, más allá de la última polémica por las carnes rojas, todo lo hemos
asumido con una “moderna” parsimonia.
Y en el colmo del “conmigo” o “contra mi” he leído que
algunas diócesis españolas (creo que la mía no) ha inventado una pedagógica y
alternativa manera de celebrar estos día: el "Holywins", algo así como “santos y ganadores” o “la santidad vence”. Bueno… no se qué
deciros, reconozco que como derroche de creatividad en tiempo de catecismos de
brillo fácil y entraña caduca, no está mal… pero….no cuela. La imagen que
ilustra el “post” informativo al que os refiero me parece inocentemente
ridícula o ridículamente inocente…no sé.
Hoy, día de Todos los Santos, creo que he dicho cuatro
misas, o lo que es lo mismo, cuatro “pases” del discurso de las
bienaventuranzas. Se me ocurre, por salir del debate estéril o del superficial
y fofo combate cultural al que se
apuntan algunos cristianos (no dudo que con la mejor intención del mundo, a mi
humilde juicio equivocada)…se me ocurre –digo- rebautizar el puente de Todos
los Santos con el nombre de “Holyloser”, o lo que es lo mismo, la fiesta de los
“santos y perdedores”. Sí… como lo oís.
Porque, más allá de las nuevas estrategias evangelizadoras de
corto recorrido, la tradición, la mejor Tradición de la Iglesia, nos invita a
poner nuestra mirada durante estos días en las
Bienaventuranzas. Y el “ejército de perdedores” que desfila por el capitulo
quinto de San Mateo es para echarse a temblar. Jesús declara santos, dichosos,
bienaventurados, a los habitantes del infra-mundo de su tiempo, no porque el
infra-mundo tenga valor por sí mismo, sino porque él, Jesús, ha decidido correr
la aventura de la vida con ellos, de tal forma que pueda llegar a ser una
“buena aventura”, una “bella aventura”, una "dicha". Son dichosos porque él los
eligió. Perdedores, pero santos, es decir, llenos de gracia, llenos de la
cercanía y de la “projimidad” del Maestro.
Por eso…"pasando" mucho de “Halloween” (cosa que me facilita
el hecho de no tener hijos y de no anhelar, ni por asomo, repetir mi
adolescencia felizmente superada), y por supuesto, declarando muy próximo a la
“herejía” lo del “Holywins” (por su sospechoso y curioso parecido a la crítica
“nietzscheana” de la religión), yo propongo la fiesta de Holyloser, y ofrezco la idea a la Delegación de Juventud
de mi diócesis de que organice una "yinkana" diocesana para el año que viene por
estas fechas donde no quepan los “ganadores”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu opinión.